Nuestras manos se apretaron. Las tuyas eran cálidas y envolventes... Más grandes que las mías. De repente recordé los libros de quiromancia que leí en mi adolescencia y pensé en lo firme que era la base de la tuya. Tu saludo era tibio, hablaba muy bien de ti; me sentí seguro y creo que lo recordaré con cariño, especialmente estos días que nuestras vidas se separan.
sábado, 18 de mayo de 2013
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2 comentarios:
Me gusta porque se puede leer como un instante fugaz o como el inicio y final de una relación que perdurará siempre en la piel. Precioso.
Una mano más grande que la nuestra, acogedora,cálida: ¡qué acariciador y reconfortante!
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