sábado, 14 de junio de 2014

El Mundo Adulto: Una Odisea.

Hace algunos meses me comenzaron a dar la bienvenida al mundo adulto: debes hacer las cosas por ti mismo; sin embargo, no me advirtieron los percances que podría llegar a contener el proceso. Salí de la universidad con un amor por el deporte, por la naturaleza, por la compasión y por lo maravilloso. Entré al mundo laboral y de inmediato reconocí el origen de las miradas obtusas, los vestidos grises y la falta de horizontes.

Pasé de mi realismo mágico a un realismo tozudo y vigoroso... Gigante y monocromático. Recuerdo con fuerza las sensaciones, las calles y los nombres, mi obsesión por la música. Me vi a mí mismo resolviendo cosas para las que no me sentía preparado, iniciando mi proceso rumbo a una alienación absurda ¿dónde quedamos los individuos?

Salgo de la oficina cansado, con un sueldo por el que debería sentirme agradecido (si considero las miserias que ganan algunos colegas) y me encuentro con la rutina de novelas de mala calidad. El pensamiento se limita a los pocos libros que alcanzo a leer, la libertad del viento y la ciudad que me cuestionaba se enmarca en la noche, si se considera que durante el día debo estar concentrado en procesos con nombre propios de la entomología.

Me aterra el mundo adulto, su falta de humor y su raíz imbécil cuya esencia es la búsqueda de estómagos llenos y espíritus vacíos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me aterra Vicky, no sabes cuánto.

Te dejo este enlace que creo que te gustará:

https://www.youtube.com/watch?v=nPB-41q97zg

¡Ya me dices!

Elena P.G. dijo...

¡Qué bien lo describes, Vicky! ¡Cúanta tristeza hay en él! Pero yo creo que es posible cambiarlo, aunque sea a los niveles reducidos del entorno que nos rodea: yo al menos llevo intentándolo desde que ingresé en él y algún cambio (eso sí, minúsculo) he logrado ver: pero ya vale la pena.