sábado, 3 de octubre de 2015

El País de la Canela - William Ospina (28/50)


William Ospina nació en 1954 en Padua, Tolima. Premio Nacional de Poesía (1992) por "El País del Viento", Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de la Casa de las Américas (2003) por "Los Nuevos Centros de la Esfera". Publicó su primera novela titulada Ursúa en 2005, la cual hace parte de una trilogía junto con "El País de la Canela" y "La Serpiente sin Ojos" .

"El País de la Canela"  escrito en primera persona singular, relata las experiencias de alguien nacido en la isla La Española. Hijo de uno de los ibéricos que saqueó Quzco, creció leyendo las cartas de su padre acerca de la ciudad con forma de felino, el oro de las rocas, los emperadores solemnes y la aventura del nuevo mundo. 

Una vez muerto su padre, Amaney, una indígena que lo ha cuidado toda su vida, le confiesa que ella es su verdadera madre. Indignado y fascinado por la posibilidad de descubrir nuevos reinos que saquear, toma rumbo en una de las expediciones de Gonzalo Pizarro hacia el país de la canela.

Los españoles de la época, harto desconocedores de los bosques equinoccionales, soñaron bosques inmensos de canela, superior a la de las indias orientales. No obstante, en esa travesía se encuentran con el reino de la serpiente. 

4000 indígenas de las montañas acompañaron la expedición. No obstante, nadie estaba preparado para la selva que devora cuerpos y almas. Gonzalo, quien nota su compañía poco viable, manda a matar al grupo de nativos que lo acompañaban y se los da de comer a los perros.

El narrador evoca el encuentro con Aparia, un señor que brinda ayudas y cuidados a los exploradores durante su viaje. Habla de tribus de mujeres guerreras que no acepta hombres entre los suyos, que secuestran sementales y asesinan neonatos del sexo opuesto. Describe la vegetación frondosa, los animales coloridos y las flechas inclementes que persiguen a los desconocidos.

Tras perder ojos, vidas y sueños, los españoles llegan finalmente al mar. Hecho que les despierta gran alegría. Al ver una huella de herradura en el suelo, comprenden que su expedición ha terminado.

El protagonista vuelve a la Española y de ahí se marcha a su soñada España, para luego radicarse en Roma. Descubre de la mano de uno de los altos cargos de la iglesia, que ese mundo civilizado del cual le hablaron desde niño, no es más que un antiguo reino donde el pez más grande se come al más pequeño, donde los delitos de sangre están a la orden del día y los hombres viven en una zozobra por el poder.

Finalmente, el relato se revela. El protagonista ha escrito un texto para Pedro de Ursúa y le manifiesta su deseo de acompañarlo en la próxima expedición; sin embargo, advierte que esos lugares llenos de oro y tan soñados por hombres que sólo valoran el metal dorado, quizás no existen.

Un relato neutro que permite ver el complejo primitivismo de los españoles, el hondo vacío de las conquistas y la ansiedad por perder la posibilidad de haber conocido a mayor profundidad los reinos de las Américas prehispánicas. 

2 comentarios:

Abril Sampere dijo...

Excelente post, besos

Vicky dijo...

Gracias por tu visita.