martes, 19 de abril de 2016

Laberintos

Estos meses libre de estudio los he aprovechado para despertar el eros, el deseo de amar. Y es cierto, casi siempre duele.

Paulito, que era la persona perfecta y que por jugarretas traicioneras del destino, nos terminamos alejando. John, el amigo incondicional cuya forma libre de amar me ha impedido enamorarme. Camilo, alguien que se dedica a la música y que está radiante de energía pero del cual tampoco he podido desarrollar sentimientos rojos. Juan David, de quien creo me enamoré en una noche pero quien no me ama.

Los hombres dicen que las mujeres son complicadas. Prueben a amar a otro hombre y vivirán formas volcánicas y desconocidas del amor. También ellos, criaturas incomprensibles y divinas.

2 comentarios:

Luz dijo...

Y tanto, Vicky... Creo que cuando alguien ama a alguien le resulta inevitable generar una serie de expectativas respecto a cómo reaccionará la otra persona, cómo actuará, qué nos dirá... Y muchas, muchas veces, se tuerce, o se comporta como nunca habríamos imaginado, o hay cuestiones que un@ lee de una forma y otr@ de manera distinta... Y al final, hay instantes en los que se tiende a terminar cofus@, perdid@... Lo maravilloso es cuando, a pesar de esas diferencias, todo encaja. Ahí se toca el cielo. ¡Un fortísimo abrazo!

Vicky dijo...

Luz,

Tienes razón. La vida se constituye de paisajes retorcidos, no por ello menos maravillosos. Y coincidir es algo genial porque el mundo interno se fusiona con la realidad palpable.

Te devuelvo el abrazo, fortísimo y grande.