Diosa de la verdad,
que ves follar a los hombres,
que arrullas sus penas,
con premonitoria levedad.
Deidad del Olimpo,
que reconoces la injusticia,
y con temperante porte,
protestas cual verdulera.
Alegoría a la blanca arquitectura,
que vio caer Persépolis y sus hijos.
Transatlántica nostalgia
de democracias de hombres
y erotismo entre los mismos.
Tú, que todo lo ves,
aclara los caminos de los perdidos
para que lleguen a la humanidad,
a través de azares o decisiones,
para que descubran su verdad.
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3 comentarios:
Quizá la culpa sea de Atea, no en vano expulsada del Olimpo por sembrar la discordia, e inspira el mal en los hombres, con su carácter vengativo que recuerda el de las Erinias y Nemesis...
Pese a lo que peroran sin rubor algunos filósofos estreñidos, la verdad no lo es si no se encarna, esto es, si no carnaliza cuanto ilumina. La carne siempre es verdadera.
Pitt, tal vez sea culpa de Atea, o de la misma Venus, que nunca se la llevó muy bien con Atenea. Lo importante es que nos guía con sus ojos de lechuza, por entre los vendedores de lechuga, los caminos vagos, las bibliotecas y las sábanas.
CrisC, hace poco veía la entrevista a uno de los filósofos más influyentes del siglo veinte. Le pedían dar un consejo a los jóvenes, él insistía en no concluir nada de lo que no hubiera hechos. Y a veces los hechos son la carne.
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