Reventada la burbuja se dio cuenta que tenía kilos de más, una papada prominente y algunas líneas de expresión. Una manchita en la mano, anticipaba el cuerpo estampado de su madre. El cabello con menos color. Menos hombres la miraban en la calle y a su lado yacía la foto de su juventud, con los rasgos de un elfo, de una nereida en flor. Se miraba preocupada, los cambios siempre impactan. Algo más reconciliada se decía "deberíamos tener derecho a envejecer".
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