Hay una serie de datos que la mayoría de estadísticos deben considerar: Los que están fuera de lo común. Pueden ocurrir por errores sistemáticos o aleatorios, o porque los humanos aún no explicamos bien el mundo, especialmente cuando se trata de fenómenos fuera de lo común. La curva normal en sí misma busca explicar tendencias que le ocurren a la mayoría de los individuos o casos estudiados pero ¿qué hay de aquéllos que se desvían de la tendencia? ¿No son importantes?
Mi pequeña vida académica la dediqué a datos fuera de lo común. Quizás porque yo mismo me sentí siempre como alguien que no encajaba bien en los moldes de este mundo. Y a mis 32 puedo decir que por más cool que pueda parecer, es un reto pertenecer a los extremos de la curva de la normalidad. Es decir, a ese pequeño grupo de criaturas que estadísticamente hablando no son normales.
En mi pregrado estudié los transientes hidráulicos que no son otra cosa que los cambios súbitos de presión debido a cambios de flujo. Ocurren a diario y destruyen grandes tuberías pero no siempre se les presta atención. Son tan interesantes que el agua "cavita". Es decir, debido a las bajas presiones que se dan por unos cuantos segundos, el agua genera burbujas de gas y luego, cuando la presión sube, las burbujas se vuelven líquidas e "implosionan". De ahí que algunos tubos de metal se contraigan como una botella de agua cuando es transportada en avión.
Más tarde durante mi maestría estudié los vientos extremos causados por huracanes. Dadas las condiciones extremas en las que se producen los ciclones, es común que induzcan vientos con magnitudes que no pueden ser explicadas por la meteorología común y corriente. Estos vientos deben ser simulados con teorías "fuera de lo común" o mis distribuciones estadísticas favoritas, es decir, las que se dedican a los valores extremos. Son estos eventos los de mayor importancia en lo que se refiere a catástrofes naturales. Estamos obligados a entenderlos, por más que nuestra noción del mundo adore la estabilidad de la información.
En cuanto a mí, también estoy en las colas de la curva de Gauss. Soy homosexual pero además desde muy temprano me reconocí como alguien de género indefinido. Eran tiempos en los que no estaba de moda y en los que no había palabras que me definieran. Mi manera de aprender era diferente a las de los demás chicos. Me costó aprender a amarrarme los zapatos y a escribir, odiaba leer y las matemáticas no eran lo mío. Era curioso e inquieto; sensible y levemente cruel; me identificaba con hombres y con mujeres; odiaba el jamón en la pizza hawaiana y me gustaba bailar; detestaba el fútbol y me gustaban las muñecas; amaba los atardeceres y me entristecía la aurora; miraba a la luna desde que tengo memoria; me entristecían los animales y habitantes de calle, y busqué poco la riqueza de mis amigos; se me facilitaba expresar la ira pero no siempre el amor.
Si pudiera viajar en el tiempo, me gustaría cuidar a ese niño que fui de mil formas, de tantas injusticias, de una familia ultra conservadora y decirle que así como existen personas como ellos, como el resto, existen personas como nosotros y que eso está perfectamente bien, que hay datos fuera de lo común que son perfectamente naturales y que le dan sentido al resto del mundo "normal" y que permiten que estructuren sus normas. Le explicaría que fallan los modelos humanos en explicarlo todo y que es precisamente la ignorancia la culpable de no entender los "outliers". Le pediría que fuera valiente y que se mostrara tal como es, sin ocultar absolutamente nada. Le pediría que disfrute más la vida, que haga lo que le gusta sin importarle los demás. Que viva su vida, así no sentirá de adulto que le robaron la mitad de su existencia. Le suplicaría que no se aleje de las mujeres para probar su masculinidad y que si quiere enamorarse de otro niño, tome el riesgo. Lo abrazaría, le acariciaría el cabello y le diría que todo en él es perfecto.
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