domingo, 18 de marzo de 2012

Como el trapecio que se rueda torpe sobre el suelo, extiendo mi cabeza y mis ojos se deslizan a ese cristal borroso que me hace ver cien puntos negros

¿dónde estás en la ciudad?

¿Dónde estás mi guerrero iluminado si no buscando un muelle de luz?

He escondido luciérnagas en mis preguntas, tal vez el sendero no lo veas jamás.



Mis pasos, llenos de lluvia y aroma a mentol, reflejan los momentos en los que fuimos capaces de percibirnos sin miedo.

La memoria lejana, de una época futura donde nos encontrábamos ¿dónde estás mi soldado del sol? Mi león de tierra...

Como los amantes que lanzan papeletas al cielo, simulo que no te busco y pongo un sueño en un avioncito.

Aspiro a que en el océano de gente, podamos vernos sin miedo.

Ya ese cielo azul diluvia en marzo, las palabras se borran entre los sonidos mínimos y el susurro se vuelve un negativo que tengo que revelar en mi corazón.

¿Dónde estás mi guerrero que no amanece? ¿Dónde estás mi estrella de papel? ¿Acaso ignoro tu caricia distante? ¿Acaso ignoro tu sonrisa fugaz? Sé que estás ahí... Pero me cuesta sentirlo.

1 comentario:

Elena P.G. dijo...

En "La memoria lejana de una época futura donde nos encontrábamos": simplemente precioso.