viernes, 21 de septiembre de 2012

Cosa de dos

La ropa caía como las capas de nieve a través del tiempo. Él le susurraba: "sé que necesitas alguien que te respete, alguien que te cuide, alguien que te entienda... Sé que necesitas brazos que te hagan sentir única, inolvidable". Entretanto ella cerraba los párpados y escuchaba, se sentía segura, simplemente se dejaba llevar como el reflejo de la luna ante la marea. Poco a poco, casi en el centro de su corazón una aguja dulce penetraba un cúmulo de concreto... Lo miró a los ojos y con lágrimas le preguntó: "¿dónde estuviste todo este tiempo". Sin pensarlo él respondió: "aprendiendo a amarte".

3 comentarios:

Elena P.G. dijo...

¡Precioso!!!!!!!!!!!!!

Vía Morouzos dijo...

lejos para aprender el cómo el qué, el dónde... lejos cuando se sabe que es mejor no estar... cerca cuando se va a ser sus alas... y no un ancla atada al estómago para cortar el aire y estrangular la vida de sus ojos... es un relato que me encanta... ¡ella se quedó rotita y sin concreto! :-) millones de besos, Vicky!

Vía Morouzos dijo...

... se deshizo en agua... :-)