viernes, 20 de marzo de 2020

Las Cenizas del Tiempo

Desde principios del siglo XX no había el mundo humano vivido una pandemia. Quiso la vida que yo eligiera casi sincrónicamente ser testigo de la historia que a menudo no es más que una sucesión de eventos oscuros.

Las calles de la soberbia Múnich están vacías y los extranjeros huyen. Los europeos, antes dueños del mundo, hoy son expulsados de América del Sur, como si fueran la peste. Y el racismo ha caído en el mutismo: No querían extranjeros, pues pronto los perderán.

Por una jugada del destino, quedé atrapado en la ciudad, por lo menos 30 días sin saber si habrá semestre de verano. Es curioso que justo tras la llegada del sol y el florecimiento de las violetas, una pandemia secuestrara a una sociedad entera y la dejara sin respuestas.

Me pregunto si a alguien le habrá pasado algo similar. A algún colombiano de un lejano pasado que llegara al corazón de Viena unos meses antes del asesinato de Francisco José en Sarajevo.

Este viaje al corazón de Bavaria, ha sido un recorrido homérico, en el que los dioses juegan conmigo. Si se quiere, no los dioses, los planetas que adoptaron sus nombres.


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