lunes, 11 de mayo de 2020

Los Caminos de Buda

Si todo pasa por algo ¿qué hay por aprender de todo esto? Nunca pensé vivir en Alemania. Los he criticado al cansancio estos meses pero en realidad nunca he tenido nada en contra de este país y sus ciudadanos. Confieso que me molesta el trato que le dan a los extranjeros, la manera en la que lo complican todo y para rematar las malas experiencias que he tenido. Pero no tengo nada particular. De hecho, me sorprende que durante varias décadas las potencias económicas han cambiado y Alemania ha permanecido entre los primeros lugares de la economía salvo en los períodos oscuros  que debió recuperarse(léase primera y segunda guerra mundiales).

Ahora ¿cuál es mi presente? Tomar clases online, ver cientos de ecuaciones que no sé si algún día voy a aplicar; enviar hojas de vida; ver si hay vuelos humanitarios y morirme de la desesperación por qué no sé si tomarlos. Casi todo el tiempo permanezco en un cuarto blanco de estudiante, con una pequeña ventana que algún demente consideró apropiado ponerle cortinas negras. Además de eso, hay semanas en las que tengo muchos sueños. No logro entenderlos. Nunca los he entendido. De vez en cuando voy a mercar, con un tapabocas y un carrito. Compro poco, apenas para una persona que está atrapada en Múnich, tomando clases online. A veces miro al techo y me digo a mí mismo que quisiera que todo esto pasara, que todo se solucionara aunque no logro imaginar cómo.

Estoy en primavera, atrapado en un edificio, cerca del Isar, un río cristalino que a lado y lado tiene plantas geotérmicas e iglesias de arquitectura particular. A veces voy en bicicleta a contemplar el agua. A hacerme cientos de preguntas existenciales. Luego regreso a dormir. Atravieso los robles, los cerezos, las panaderías, las droguerías, las calles empedradas y regreso, siempre a dormir.

Vivo con dos rusos que cuando tienen sexo hacen todos los sonidos posibles. Con un alemán muy amable, que pone la música a todo volumen y deja sus zapatos tirados en el pasillo. Y con un francés, que cuando ve a un ser humano sale corriendo a refugiarse en su habitación. Las pocas veces que le he pedido un esfero o una llamada, debo dar un paso atrás porque su cuarto tiene un olor muy intenso.

Creo que escrito estas cosas porque en unos años serán extrañas o particulares. Memoria de algo que fui, algo que me pasó y que seguramente no recuerde bien.

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