martes, 30 de noviembre de 2010
Memorias en el parque
Una niña sentada hablándole a la lluvia, entre rocas azules. El cielo lloraba, su mano dirigida hacia abajo espanto mis sentidos. LLovía hacia arriba y su mirada similar a lejano oriente, con el aroma de la ruta de las sedas notaba con desconcierto una ciudad que se abría camino entre bosques y cordilleras. Pueblo grande, ciudad pequeña, metrópolis desconocida... caracter desconocido. Dibujada en la frente tenía un símbolo, sospechaba de mi presencia pero su distante movimiento de muñecas, casi dibujando mariposas en el aire semejaba el desplazamiento de una bañena en el océano. Sentí un aliento frío en mi nuca, un susurro que se mezclaba con los sonidos del ambiente, era un voz de ultratumba. Volví mi mirada, no había nadie, simplemente yo pescando en las nubes.
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2 comentarios:
muy bonito, como siempre.
_saludos
Buenas tardes... Tal vez la vida,
cuando se mira al revés,
Sí... Ella con su blancura nívea,
mortuoria alegría.
Gracias. Garsil
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