Caen sobre mí como si yo fuera un platillo de metal ¿te acuerdas cuando éramos niños y bailábamos bajo la lluvia? Hoy los carros se estiran, el materia particulado circula por el aire. Afuera se arremolinan las miradas y aquí el sonido de las teclas... Los ánimales siguen si ser escuchados, las plantas vulnerados y el espíritu violado por la soledad de espectadores.
Más allá está la luna cantando mientras la tierra tiembla y te digo "vi una estrella en tu sueño". Una vez supe de alguien que soñó lo mismo con otra persona, se besaron en un sueño... Una vez supe de alguien que hablaba con lentes de contacto en la hierba, mientras ese sol agitaba mi cabello. El verde es un color precioso... Quisiera comprarme uno, para honrar a mi corazón y zapatos rojos para honrar a ya sabes quien. No tengo valor... Sin embargo lo encuentro donde se pierde el eco y no retorna la palabra.
En la llanura de tu pelo se dibujan unos paisajes nocturnos dignos de un indígena dedicado a la invocación. Somos mujeres al lado de la laguna, deidades que no han cantado ante el frío de la Sabana. Suena el piano, aquel hombre escribió. No somos palabra, somos verso. Una vez supe de alguien que creía que yo era extraño... Otro pensó que era un vampiro. Y tú ¿qué piensas de mí?
sábado, 30 de abril de 2011
viernes, 29 de abril de 2011
Meditaciones con el alba
Estaba perdido y náufrago en mis días. De repente, un recuerdo de aquél libro llegó a mi mente "que tus pensamientos sean los más elevados, tus palabras verdad y tus actos los más nobles" fue entonces cuando decidí entregar todo de mí a esta doctrina. Tres días después, mientras me miraba al espejo me dije con una sonrisa: "es lo mejor que he hecho por mí mismo".
miércoles, 27 de abril de 2011
martes, 26 de abril de 2011
desde la cuarta dimensión
Diría el poeta "quemar las naves para no volver"; hay pesimismo alrededor del mundo con respecto al futuro: que los polos se derriten, que hay una mancha en el océano del tamaño de EEUU constituida de basura, que la muerte y el hambre... Yo lo veo y no dejo de reconocerlo pero hay cosas que dejaron de tener voz. Tengo esperanza en mí mismo, primordialmente en mí y en todo lo que puedo lograr. Tengo esperanza en los niños y niñas que toman a los pájaros enfermos y curan sus fracturas, en las madres que gestan una vida en todo el sentido de la palabra, hasta el último de los días... Tengo esperanzas en los miles de adultos que están matando a Zeuz para dar a luz un nuevo mundo. Creo en el dios sol que con sus rayos penetra nuestros cuerpos más sutiles y nos enseña sobre la sexualidad del cosmos. Creo en los delfines que con su inocencia nos enseñan que se debe creer en el otro sin importar sus consecuencias. Creo en las ballenas que amamantan, los manatíes que rodean con sigilo y paz las aguas cálidas y pacíficas. Creo en los que aman, en los que se atreven a dibujar corazones... Creo en la flecha que nos atraviesa en la estación de lluvias y nos hace creer que hay un alguien a 10km mirando al cielo y esperando por nosotros. Creo en las ratitas, que en medio de la oscuridad de las tuberías les dicen a los solitarios... Que la soledad es una ilusión, nadie con red de agua potable puede decir que esté solo. Creo en el amor, creo en la verdad, creo en ti.
domingo, 24 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
Mitología
Una vez supe de un hada muy especial. Escuchaba música electrónica, le gustaban los carros que iban a toda velocidad y vivía en Bogotá... Dicen los que saben del tema que así como las demás concendían deseos, si a ésta te la encontrabas en una discoteca en ésos viernes donde enloquece la multitud, te concedería un vuelo por las nubes. Con luces y música incluidos.
Una vez supe de un hada muy especial. Se dejaba llevar por sus sentidos y disfrutaba de su cuerpo, le gustaba el sonido de los autos a la distancia y era especialista en superar el mínimo de velocidad en la circunvalar. Los que saben de esto comentan que alguna vez, hace mucho, mucho, este seductor personaje amó a un humano con todo el corazón. Dicen los expertos que esos ojos esconden algo más que seducción.
Una vez supe de un hada muy especial. Casi no sonreía, le latía el corazón con fuerza cuando miraba las estrellas, era especialista en transportar a las personas del común a nuevas perspectivas de la vida. Cuentan los expertos en cuentos que si lograbas besar su oscuro cabello te revelaría un misterio de la noche. A veces usaba perfume, pero prefería el aroma natural. Le gustaba el sonido de las guitarras eléctricas y cuando nadie la veía bailaba sin control.
Qué hada más especial...
domingo, 17 de abril de 2011
jueves, 14 de abril de 2011
Charcos rosados
Uno no elige jamás su profesión, esta no era la excepción para el caso de Arturo. Un digno físico atmosférico en el último piso de uno de los edificios más altos de Bogotá mirando con sangre derramándose de su mano al piso. La pistola trasmitía uno a uno de los movimientos desesperados de su muñeca. En medio de la frialdad de la vida y la crueldad de la helada noche se asomaban con timidez algunas estrellas y al fondo titilaba venus con insistencia. Poco a poco recordaba con insistencia el personaje que fue y pudo ser. Al final de ese enorme pasillo negro veía sus clases, cada nota, cada sueño de estudiar clusters... Determinar si había vida en Io o en Europa... Detrás, detrás, detrás de ese sotisficado kid de muerte que cargaba como chelista.
Los carros se movían al ritmo de los atletas, del latir de los deportistas. Una ciudad donde los trayectos duran horas, en la profundidad de la noche se convierte en un autódromo; miraba a su víctima a los ojos, esos enormes ojos azules a los que había despojado el derecho a brillar. Se preguntó los interrogantes prohibidos: ¿tendrá hijos? ¿Tendrá esposa?¿Alguien lo esperará en casa? Cerró con esfuerzo su mirada dio la espalda al horizonte y procedió a escapar sin dejar rastro como era la costumbre.
Una cancha decoraba el paisaje románticamente tétrico de la noche. En ella bailaban los adolescentes de la urbe. Un recuerdo, casi como shock, golpeó sin compasión su memoria: ésos ojos azules, la universidad... Hay cosas que deberían inclusive estar prohibidas para los humanos, entre ellas el recuerdo. Sintió su corazón exaltarse, su cuerpo calentarse y sus mejillas sonrosarse... Lo recordaba a él, de todos sus compañeros quedaron únicamente esos ojos que como lagunas glaciares reclamaban un espacio en la memoria.
Un charco se tornó de color rosado, no entendía bien que sucedía. Su curiosidad innata lo motivó a acercarse, a medida que su tacto sentía el vapor tibio que emitía, pudo percibir el olor a fresas. Un sobresaltó lo trajo a la realidad, todo había sido un sueño. Lo único real, era ese equipo para matar que lo acompañaba cada madrugada. No era la primera vez ¿sería la última? Era como si el pasado le reclamara.
viernes, 8 de abril de 2011
lunes, 4 de abril de 2011
sábado, 2 de abril de 2011
Gracias
Carta a M:
Cuando llegué a tu consultorio, era una víctima, me preguntaba por el mundo, miraba techos de las habitaciones y en general era el mendigo en los brazos del guerrero. Contigo me di cuenta que era especial, que las preguntas que tenía acerca de la vida quizás a alguien le interesaban, más allá de lo callado que era, más allá de la soledad que resguardaba en las cavernas de mis ojos, había algo que me decía adelante; he intentado entender de dónde sacabas tanto amor... tal vez, cómo lograbas irradiar tanto sin agotarte. Aún no lo entiendo. Con el tiempo me fui dando cuenta que caminábamos juntos de la mano, ninguno tenía certezas, querías que yo fuera feliz por encima de mis barreras, yo con lo que tenía.
Después de frecuentarte un tiempo muy seguido, cuando miraba al espejo veía a alguien increíblemente sexy... Veía a alguien hermoso física, mental y emocionalmente. Modestia de por medio, contigo aprendí a ser fuerte: la mujer que era dio a luz al guerrero. Mis prejuicios sobre los demás, en general sobre el pasado se iban modificando, aprendí que el perdón era más que enterrar: era mirar, abrir los ojos con fuerza. Quisiera poder decirte en esta carta todo lo que siento pero debo acudir a la magia que me enseñaste para plasmar en cada letra ese pequeño halo que había en tu consultorio, si es que se le puede llamar así, amiga alquimista.
Recuerdo que me quedaba mirando con detenimiento los cuadros, los adolescentes no son buenos hablando y menos si se trataba de mí. Siempre me llamaba la atención ese del ángel empujando al otro al precipicio. Con el tiempo llegaría a entender que esa era tu misión. Te preguntarás qué ha pasado en mi vida, si bien es cierto que la cotidianidad trae todos sus pormenores, he alcanzado ese punto donde hay fuerza para volar. Habrán tormentas y ventiscas, caídas y tropiezos pero más que migrar, volar es cuestión de instinto.
¿Quién soy yo?
Yo soy amor, yo soy la dulzura, la fuerza, la emoción, la exitación, el vuelo, la lluvia, soy las burbujas de los parques, soy el soplar del viento, los globos que se escapan de las manos de los niños... Yo soy alguien que ha vislumbrado la felicidad.
Antes buscaba encontrar respuestas en otras dimensiones, hoy he descubierto que la vida en sí misma es un misterio.
¿Quién eres tú?
Eres el susurro, eres el sol, eres la luna, eres la madre, eres la hermana, la confidente... Eres la "Guerrera", eres la fuerza, eres las flores, eres la gratitud, eres la experiencia, eres mi amiga.
Cuando llegué a tu oficina recuerdo: el marranito rosado, las camillas, los cuarzos, los cuadros, tu diploma, las plantas (tus hijas), tus adoradas secretarias que me trataban como su hijo... Recuerdo todo con detalle. Cuando salí de tu consultorio, me llevé de todo eso, sólo una cosa: amor.
Quisiera poder decirte de corazón a corazón todo lo que siento, sin embargo, sólo me queda cargar una palabra con ese universo
GRACIAS
Mi lado oscuro
viernes, 1 de abril de 2011
Detalles de antro
Suena la música a todo volumen y voces de otra galaxia parecen venir por ondas de radio. Sillones que cuentan historias, esa esfera que brilla, golpean sus reflejos las miradas perdidas en el vacío de la noche. Todos estamos armados, preparados para recibir ataques, nos devolvemos a cada detalle que nos rodea y colapsamos en la necesidad de destruir. Mi mirada se pierde y las autopistas van a toda velocidad mientras los carros avanzan al pasado. Todo es tan rápido y tan lento, un hoyo en el techo desde donde se puede ver la luna y ese lugar apto para desaparecer aunque sea por una vez por la cotidianidad. Los rincones del techo, quizás esconden algún ser desconocido que noche tras noche ve a los citadinos reducidos a unos cuantos metros buscando ese yo no sé qué al que nos conduce el diario vivir; he pensado, he creido, he sentido, esas nubes son meditación y cada palabra entre el sonido ensordecedor se convierte en un mantra robótico invocando dioses desconocidos. Cada quien utiliza maneras, se confunden, se sobrelapan las miradas. Poco a poco los rayos de luz se difuminan en el suelo pretendiendo atrapar a los participantes de este anonimato colectivo.
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