sábado, 19 de noviembre de 2011

Algún día

Algún día podré caminar sin ningún peso de mi tormentoso pasado y atraparé en silencio mariposas con mis ojos. Algún día la muerte no será más que una transición y no extrañaré a nadie porque los espíritus rondarán en el chocolate de cada mañana. Habrá un momento en el que todos los seres que amo estarán seguros, viviendo cada vez más alto... Llegará un tiempo en el que prenda el televisor y los hombres no se matarán los unos a los otros. No habrá invasiones porque el hombre se reconocerá como ciudadano del mundo. Los animales serán compañeros del camino y escribiremos sobre papeles que no impliquen la muerte de miles de árboles.

Ese día no tan lejano los amantes no regalarán rosas muertas y amante, significará precisamente, el que da sin miedo, el que se entrega, el que crea lo que es. Llegará un momento donde los homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexo adorarán a su dios tanto como a sí mismos. Los católicos comerán con los que transmigran de lo femenino a lo masculino. El concepto de familia será algo ligado al corazón y no a los genitales.

Llegará un día donde para comer, vivir, soñar y estudiar no se necesitará muchos ceros en el banco. Habrá un segundo donde como dice la novena sinfonía escucharemos a nuestros hermanas y hermanos. El polo sur no se derretirá, al contrario, se pasarán las mejores navidades en los montes de Maud. Ya no habrá necesidad de comer animales para "desarrollarse" físicamente. No habrá perros en la calle, mucho menos seres humanos y las calles serán de colores. El centro de Bogotá será como ver el arcoiris.

Ningún niño o niña nacerá para sólo subsistir. El sentido de vida estará ligado a cada persona y no a la necesidad de comer. Los campesinos serán respetados por su papel en la sociedad. Las ciudades serán un lugar de encuentro y no de desencuentro. Las vacas serán tan sagradas como todos los seres del planeta. Conoceremos otros lugares del universo y amaremos sin fronteras. Como decía Marcelino Champagnat tendremos un corazón sin fronteros. La luna podrá ser pisada, no se clavarán banderas, llevaremos lo mejor de nuestro corazón. Ser mujer será algo tan digno como ser hombre o flor.

Cuando se escuche el llanto en la ciudad caerán lágrimas del sol e iluminarán el universo... Las estrellas no estarán lejos, conoceremos la galaxia desde un expresso al espacio exterior. Los famosos no se tendrán que suicidar con una sobredosis porque por fin serán entendidos como seres humanos, porque el ser humano es hermoso, divino y sagrado. Dios dejará de castigar, Dios tendrá sexo, Dios será lesbiana, Dios será perro, Dios será orquídea e inclusive viento.

Habrá leones que convivan con los infantes y a las serpientes les volverán a salir plumas, volarán por los cielos. Conoceremos seres del interior de la tierra y nos contarán sobre cosas que desconocemos. Los sacerdotes hablarán sobre amor y se avergonzarán de la segregación; los sacerdotes "harán el amor". El suicidio será una opción tan absurda como la guerra. La vida será concebida como algo que merece ser vivido con alegría. El presidente será poeta, los ministros sabios y el congreso pensará en los intereses de los seres. No habrá presidente, no habrá congreso ni ministros. No habrá leyes. El ser humano escuchará a su corazón y esa será la ley. Los diluvios serán de sonrisas y los seres del planeta habrán aprendido a vivir "como un ser" que disfruta sus diferencias.

...Seremos felices de maneras tan infinitas que la creación sonreirá...

"Y Dios sonrió porque lo que había creado estaba bien"... Y el humano sonrió, porque lo que había creado estaba bien.

1 comentario:

Elena P.G. dijo...

Yo también confío en que, como dices en este escrito tan bello que nos regalas hoy, ese día no esté tan lejos. Porque el mundo, tal y como está ahora, no puede seguir así, necesita un cambio basado en el corazón.
Besos