jueves, 28 de abril de 2016
Crónicas del País del Sagrado Corazón (2/3)
Tras ver al mismo Quijote avasallar
las montañas de Colombia,
me quedé pensativa.
Uno conoce muy poco un país en tres días.
Y fue una experiencia grata ver como un PHD de Harvard
respondía el teléfono para atender a usuarios que compran fajas.
Comprendí que una de las virtudes de los colombianos
es el servicio social.
Decidí ir a la república bananera
con el firme objetivo de conocer sus playas.
Doris, mi amiga de la escuela me recomendó
guardar mis ahorros en Panamá
para disponer libremente de ellos
y así lograr evitar algunos impuestos.
En el avión conocí un chico de ojos oscuros y profundos.
A mi edad ya no ansío poseer la juventud pero esa mirada,
logró penetrar profundo en mi alma.
Sonreía y decía sentirse orgulloso de tener una amiga como yo.
Su calidez tropical me hizo sentir que algo podía suceder.
Mi ansiedad incrementó cuando me pidió el número de celular.
Todo el camino hablamos de Borges.
Se sabía de memoria sus poemas,
me hablaba de cuentos sobre bibliotecas hexagonales,
sobre ciudades de inmortales
y hombres en duplicado.
En ese momento quise que ese filólogo con una maestría en letras,
me hiciera el amor.
Coincidimos en quedarnos en Santa Marta,
una ciudad vieja y tranquila.
Me escribió dos días después,
quería que nos viéramos en la playa...
Arreglada y con labial rojo caminé las arenas llenas de hermosos residuos humanos.
Hablamos un rato, yo quería hacer el amor...
Él quería mostrarme un video.
En su portátil me mostraba una especie de compañía,
videos sobre emprendimiento...
Educación financiera...
Empresa multinivel...
Términos que me aterrizaron.
Me proponía un negocio.
Consistía en unirse a una cadena,
decirle a mis amigas que se unieran,
comprar en los restaurantes de la red
y ganar dinero por eso.
Me fui con el cuerpo sin tocar
y la mente confusa.
Encendí el televisor y veía un reportero decir angustiado
que Panamá era un paraíso fiscal.
Las cosas se calentaron cuando dijeron
que embargarían cuentas.
De hecho, nombraron el banco donde había puesto mis ahorros.
Me había quedado sin nada.
Entonces comprendí,
que mi destino sería en este país...
En un call center o en una empresa multinivel.
Caminé una ciudad hexagonal,
con libros muertos
y un Borges que promociona cadenas de negocio.
martes, 19 de abril de 2016
Laberintos
Estos meses libre de estudio los he aprovechado para despertar el eros, el deseo de amar. Y es cierto, casi siempre duele.
Paulito, que era la persona perfecta y que por jugarretas traicioneras del destino, nos terminamos alejando. John, el amigo incondicional cuya forma libre de amar me ha impedido enamorarme. Camilo, alguien que se dedica a la música y que está radiante de energía pero del cual tampoco he podido desarrollar sentimientos rojos. Juan David, de quien creo me enamoré en una noche pero quien no me ama.
Los hombres dicen que las mujeres son complicadas. Prueben a amar a otro hombre y vivirán formas volcánicas y desconocidas del amor. También ellos, criaturas incomprensibles y divinas.
martes, 12 de abril de 2016
Aisha y Adam
Adam el comerciante de libros atravesaba senderos milenarios para llegar a la ciudad del Cairo. Lo acompañaban los camellos y sus largas sombras. En el camino lograba ver edificaciones que otrora fueron habitadas por dioses olvidados. Sentía nostalgias ajenas al ver vestigios de algo que no entendía en toda su magnitud.
Unos ladrones encapuchados saltaron a su espalda, capturaron los camellos y se marcharon. No sin antes advertirle -Te heredamos la cárcel más grande: El desierto-.
Caminó hasta ver espejismos. Y de la tierra que yacía bajo sus pies, sólo le quedó el polvo. Desamparado miró las estrellas y durmió.
Amaneció y algunas gotas de rocío condensadas en los cactus, le permitieron caminar otros metros. Sentía gratitud por la saliva que pasaba y la mucosa que lubricaba sus pulmones.
En medio de la nada, supo que el silencio era una teoría. Que el mundo nos había dado sonidos inmanentes, lejanos y constantes para descubrir que la soledad también tenía nombre. El susurro del viento, hizo que se preguntara si aún podía hablar. Dijo su nombre con dificultad.
Un grupo de tuareg lo encontró sobre el suelo. Lo hidrataron y lo cargaron hasta el pueblo más cercano. Los nómadas notaron que a menudo se tapaba los oídos y se retorcía. Los cantos nocturnos lo calmaban. También los cuentos sobre bestias e inmortales.
Parecía un hombre indefenso pero cuando paraban las canciones y los cuentos, se volvía agresivo. La compasión de uno de los que dirigía la manada de hombres, permitió que una adolescente de ojos profundos le contara noche tras noche historias. Sin embargo, un autismo lo rodeaba.
En las ciudades comerciales, el enfermo perdía ansiedad. Las carrozas nocturnas parecían aliviarlo. Decidieron llevarlo a una ciudad donde el ruido no cesara. El grupo se disponía a dejarlo cuando la adolescente siguió los pasos del demente. Aisha temía que perdiera el control. Se separó de la tribu de los hombres camellos y caminó junto al desconocido que le enseñó el valor de la compasión.
Adam durmió plácidamente varios días. Inclusive recordó su nombre, el del primer humano. Decidió comerciar en la plaza, un espacio rodeado de murallas grandes en honor a un dios que es hombre y sueña con mujeres.
A las doce del medio día, Aisha vio a su protegido de rodillas en medio de los comerciantes. Había enloquecido nuevamente. El delirante cerraba los ojos e insistía: "Todas las voces son como el sonido del desierto, son como la brisa, la voz de la soledad".
Aisha y Adam, se descubrieron profundamente solos, en la ciudad más grande del desierto.
lunes, 4 de abril de 2016
Mis Noches de Arándano (My Blueberry Nights) - Wong Kar Wai
"Mis Noches de Arándano" es una película de Wong Kar Wai, creo que la primera filmada en Estados Unidos. El director usualmente ambienta sus películas en Hong Kong o con personajes chinos; sin embargo, el cambio de escenario no alteró la esencia de su trabajo.
Elizabeth (Norah Jones) entra a un café en Nueva York. Mientras habla con el dueño descubre que su novio la traiciona con otra. Deja sus llaves y Jeremy (Jude Law) las conserva. Cuando las busca de vuelta, descubre que el dueño las conserva con el objetivo de permitirle a sus dueños abrir o cerrar para siempre las puertas de sus vidas. Finalmente hablan de las llaves que le dejó su ex novia: una inglesa con sueños de correr la maratón de la ciudad que de un momento a otro desapareció.
Cada noche Elizabeth va al café para pedir una torta de arándanos con helado. Jeremy le cuenta que cada día su tarta de arándanos espera ansiosa ser comida pero la mayoría de las veces termina en la basura. Una noche ella no quiere tarta, quiere sus llaves. Con el objetivo de abrir la puerta que aún no cerró se dirige al apartamento de su exnovio. Lo descubre besando a otra.
Ella decide dejar Nueva York y marcharse a Memphis, Mississipi. Allá trabaja como mesera en dos lugares con el objetivo de olvidar ese mal amor. Allí conoce a un hombre que va noche tras noche: Arnie, un policía. No puede olvidar a su exesposa quien se pasea en el bar con novio vaquero.
Una noche Arnie decide golpear brutalmente al vaquero. Sue Lynne lo confronta y le cuenta la necesidad que tiene de ser libre. Él amenaza con matarla si lo deja, ella simplemente se marcha. Arnie, se suicida conduciendo erróneamente su auto. Elizabeth le escribe a Jeremy sobre las historias que plasmamos en los demás. Él intenta buscarla desesperadamente llamando a cada uno de los café de la zona pero no logra encontrarla.
Elizabeth comienza a trabajar en un casino. Conoce a una apostadora que lo pierde todo en una partida, Leslie (Natalie Portman). Con el objetivo de obtener efectivo, le ofrece su lujoso carro a la camarera a cambio de lo que tiene ahorrado. Acto seguido, sale del casino como si lo hubiera perdido todo. Le propone a Elizabeth ir a Las Vegas.
Una vez en la ciudad de los seres sin memoria, descubre que su padre ha muerto. Leslie intenta no asumirlo pero Elizabeth le cuenta la veracidad del asunto. Finalmente se quiebra. También le confiesa a Elizabeth que no perdió la partida de manera que el carro no es suyo. La excamarera compra uno ajustado a su presupuesto. Viajan a Nueva York.
Elizabeth visita a Jeremy, come tarta de arándanos. Duerme y él la besa.
Wong Kar Wai es mi director favorito. Usó los espacios íntimos acostumbrados en sus filmografía: El café, el carro de Leslie, el bar y el casino. Evita los espacios comunes de la simbología: en vez de mostrar un avión para contar que alguien viajó, sólo muestra la sala de espera. El tren es el símbolo indiscutible de viajar a través de la ciudad o simplemente abandonarla. La forma en que le cuenta al espectador que la película es en Nueva York es a través de la ventana del café, en ella se vislumbra el Empire State (edificio que recuerdo con amor).
Amo los parlamentos, los personajes y los colores...
My Blueberry Nights is a film of Wong Kar Wai. I believe it was the first film in United States of America. In previous films director mainly uses sceneries in Hong Kong; however, he changed the place without losing its essence.
Elizabeth (Norah Jones) enters to a caffé in New York. While speaking with the owner, she realizes his boyfriend betrays her. She leaves her keys and Jeremy (Jude Law) keeps them. Searching her keys, she finds out that Jem has the habit of keeping the keys in order to allow their owners to close or open the doors. He tells her his story: He came with a girlfriend from England in order to accomplish dreams; one day, she left misteriously.
Each night she goes to the caffé in order to ask for a blueberry pie and an ice cream. Jem tells her the blueberry pies always wait whole day to be eaten but usually must go to garbage. One night she wants to open again the door of her old relationship; however, she watches from a corner his exboyfriend kissing a new girl.
She decides to leave New York and go to Memphis, Mississipi. There she works as a waitress in two places in order to avoide remembering that bad love. In the night, she knows Arnie a policeman who drinks without stop. He can not give up because he can not forget his exwife. Actually, she goes to the bar with a cowboy boyfriend.
One night Arnie hurts the cowboy. Coherently, Sue Lynne goes to bar in order to make clear she needs him to let her go. He threatens with killing her if she leaves but it does not stop her. Arnie dies in a car suicide.
Sue Lynne leaves Memphis. Elizabeth writes Jeremy about the memories we leave in other people. He tries to find her; however, in spite of calling each caffé of the town, he can not find her.
Elizabeth starts working in a casino. There she knows a gambler named Leslie. She gambles everything and loses it. In order to get cash, she offers her luxurious car to Elizabeth if she gives her what she has saved.
Elizabeth goes out the casino like a loser. Both girls travel to Las Vegas in order to get help from Leslie's father; nontheless, he has died in hospital. Leslie does not want to assume it. Finally, she agrees her dad has passed away.
One night the exgirlfriend of Jeremy visits him. She does not understand why she went there. They speak like friends, she closes the door, they kiss and she leaves.
Leslie confess Elizabeth, she has lied. Actually, she won the game of the casino so the car is not Elizabeth's. Hence, she buys a car (the only she can) and goes to New York.
Once in NY Elizabeth finds Jeremy. She eats until to sleeping. He kisses her.
Wong Kar Wai is my favourite director. He told the story in the typical intimate spaces he uses to create atmospheres: The caffé, the bar, the casino and the car. He does not use common symbols in movies. He avoids airplanes to tell someone has travelled; actually, he shows just the airport. The train is a media to explain someone has left or has moved along the city. Behind the caffé is building I remember with love "The Empire State". It is just a sweet way to tell people the city the characters inhabit.
I love colours, I love the characters and I love the scripts.
viernes, 1 de abril de 2016
Tú, el rascacielos
Edificio Bacatá, Bogotá D.C
Estás de pie, en medio de las calles.Qué soledad se debe sentir al ser el más alto y el más moderno.
Como una modelo introvertida, posas tímido en una esquina.
Escuchas el rugir de esta extraña selva.
Los edificios más viejos
te cuentan cansados,
historias de una ciudad febril y difícil de imaginar.
El Colpatria te habla de los suicidas desempleados,
y tus vecinos antiguos,
te cuentan sobre los mendigos,
sobre los perros que se recuestan a medio día,
y sobre ese tatuador nervioso que tiene sexo casual en los baños.
En la madrugada,
una luz blanca y viril atraviesa los cerros,
que abiertos como piernas abandonan el azul profundo
y despiertan a la angustia de la vida diurna.
Comienzan a correr miles de buses que transportan almas secas,
rostros arrugados por la dureza de la vida
y un conductor que le pita a las prostitutas de la décima.
Tal vez en la tarde,
cansado de nuestros delirios,
miras esta ciudad de ladrillo,
encenderse del color de los salmones,
y reflexionas sobre el sentido que tiene estar arriba y no abajo.
¿En qué ciudad has nacido rascacielos?
Tú puedes ocultarte en las nubes.
En cambio yo tan bajito,
me debo conformar con los muros y las sombras.
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