jueves, 25 de agosto de 2016

Sobre la Lluvia

Hay meses en los que la lluvia es inclemente y hace emerger a las lombrices de la arena. Agosto no es de ésos. Inclusive el Distrito, celebra "un festival de verano", aunque no tengamos verano. Quizás hacen referencia a lo poco que llueve. Se elevan cometas, se camina en tardes tibias.

Sin embargo, nunca hacen falta las lloviznas. Hoy asistí a un panel de conferencias sobre salud y seguridad. El representante del Ministerio del Trabajo, con el objetivo del sensibilizar sobre la importancia de la seguridad nos mostró el video donde una madre joven subía unas escaleras eléctricas con un pequeñito de dos años. Las placas de metal frente a las escaleras estaban desajustadas. La mujer pisa en falso y se abre un hueco. Los dos caen. De manera heroica, ella lo empuja y lo salva. Mientras tanto los rodillos la devoran.

Tengo un defecto, pienso en las historias de la gente. No pude dejar de pensar en la tranquilidad que tenían mientras subían. Y bueno, tampoco dejé de pensar en el instinto materno y en la imagen espantosa que acompañaría al niño por el resto de su vida. Mientras hablaban de ciencia los siguientes expositores, yo no paraba de pensar e imaginar las historias.

Me llevé ese sentimiento de derrota hasta llegar a casa. Y leí la historia de la atleta belga paralímpica Marieke Vervoort. Ella ha ganado una medalla de oro y dos de plata en los Juegos Paralìmpicos de Londres 2012. En 2015 tuvo un excelente desempeño. Pero sufre de una enfermedad que la somete a fuertes dolores. Por esto, ha decidido someterse a la eutanasia, el día de su cumpleaños.


Son lloviznas que me dejan sin respuesta.



"...Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,como en las noches lúgubres el llanto del pinar:el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar..."
(Canción de la Vida Profunda, Porfirio Barbajacob)





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