Fotografía: Scott Palmer
"El Ángel Esmeralda" es una compilación de cuentos de Don DeLillo. Se divide en tres partes. Incluye cuentos con descripciones cortas y sencillas. Diálogos directos entre los personajes y desde mi punto de vista tiende más al realismo mediante el cual elabora metáforas.
Las temáticas de los cuentos son amplias, desde una pareja estadounidense y una alemana que coinciden en un aeropuerto en una isla del Caribe en plena guerra hasta una monja obsesionada con la limpieza que se ve involucrada en un "milagro" en las calles del Bronx.
La primera parte incluye entre otros, un relato sobre la guerra: Dos personas que tienen un affaire cuando la esposa del hombre parte de un aeropuerto desde una isla del Caribe. Éste, involucra personajes en relaciones asfixiantes, nacionalidades y experiencias íntimas que catapultan el relato fuera de la geopolítica de entonces y lo conducen a percibir a los protagonistas como seres humanos.
La segunda parte incluye mi cuento favorito, que precisamente le da el título al cuento. Es sobre una monja en el Bronx que está obsesionada con los rituales y la limpieza. Que apoya una misión a las calles más pobres y oscuras de Nueva York y sin querer, se encariña con un ser salvaje de unos cuantos años, una niña que luego es violada y asesinada. Poco a poco el relato lleva a la monja inflexible hacia lo que según las multitudes de la zona es un milagro: El rostro de Esmeralda se aparece en una pancarta justo cuando la iluminan las luces del tren. Después, sor Edgar, vuelve a su rutina llena de movimientos, penitencias e indulgencias.
La tercera parte, fue la que menos me gustó. Percibo cierta pretensión intelectual en conversaciones interminables y casi filosóficas entre personajes un tanto aburridos. Y hechos que se traducen en reflexiones sobre el deseo de pasar de la ficción a la "realidad". Por ejemplo, dos chicos que conversan durante varias páginas cuál es el nombre de la prenda que lleva un desconocido y le crean una historia. Para que al final, uno de ellos salga averiguar su verdadera historia mientras el otro persiste escéptico desde la barrera.
Me agradó de este título la verosimilitud de los personajes. El manejo de un punto medio para la ficción el cual no pretende generar fantasías hiperbólicas, ni degradar la realidad a su punto más bajo. Al contrario, no disgustó el uso de metáforas y recursos que he visto suficientemente en la metaliteratura, que en su elucubración pueden llegar a ser herméticos, inclusive recalcitrantes.
Soy sincero cuando digo que aún no puedo digerir muy bien a Don DeLillo. Que a menudo me resultan aburridos algunos de sus relatos y me parece poco transparente el uso de hechos forzados para reflexionar sobre algún concepto. Me resulta insoportable su búsqueda de elucubrar profundas preguntas metafísicas sobre la vida y los personajes mediante hechos como el palpar la próstata irregular de un empresario perfeccionista (léase Cosmópolis). Quizás no tengo el ojo suficiente para captar el grandioso talento que sus colegas le reconocen.
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