viernes, 30 de septiembre de 2011

¿Cómo explicarte que para algunos humanos tu vida no tiene valor? ¿Con qué cara te puedo decir que inclusive afirman que no tienes alma? ¿Cómo te voy a explicar yo que para algunos humanos eres menos importante? ¿Dónde queda tu mirada, tu sonrisa, tu pasado, tus recuerdos? ¿Dónde queda todo?

Imagen tomada de internet.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Iba en ese largo bus rojo y veía el cielo, como de costumbre... Las nubes jugaban a realizar colores... Y al fondo ese ver neón, decoraba el horizonte. Al oriente, una de ellas robó mi atención: estaba justo encima de un cerro, blanca en medio de los muchos naranjas y claroscuros del cielo bogotano. Entonces pensé con qué frase podría iniciar una historia donde ella apareciera, entonces vino a mí una que me impactó: "érase una vez una nube a la que no le importaba la ciudad".

domingo, 25 de septiembre de 2011

viernes, 23 de septiembre de 2011

La tara de la educación

Nada más indigno que lo que acabo de ver: unos estudiantes presentando un parcial, llenos de nerviosismo y miedo. A veces me pregunto hasta dónde puede llegar la estupidez humana... Nacieron en miedo ¿morirán así?

jueves, 22 de septiembre de 2011

Mi ciclo

Un día como hoy quisiera simplemente agradecerles.

Gracias:

Andrés, por escucharme cuando estaba tan mal, por escribir tan bien, por hacerme pensar sobre las relaciones... Por verle sentido a las galaxias y constelaciones de las que te hablé. Por ser de tan buen corazón.

Joker: por estar siempre ahí, leyendo en sigilo, por los comentarios amables... Por la ternura que guardas detrás de esos posts llenos de realismo. Recuerdo mucho, demasiado... Un comentario que hiciste: "pareciera que estuvieras en la misma autopista que yo... buscando la salida a un camino alterno".

Quike: por los abrazos esponjosos, por los halagos, por la sinceridad y por haber escrito uno de los mejores posts que he leido: "mi primera vez". Cada vez que lo recuerdo, siento el mismo espacio... La misma imagen... Debo decir que es demasiado fuerte.

Dark Angel: ahora que lo recuerdo, fuiste uno de los primeros en leer mi blog... Hasta sé cuál fue el primer post que comentaste. Gracias por regalarme un poco de esa dualidad: los dos blogs... Leerte siempre fue un placer.

Coeliquore: por darle importancia a mis letras, por motivarme a explorar... Por la creatividad en tus posts, por escribir como si abrazaras, por preguntar como si respondieras, por querer sin necesidad de cercanías, por hacer de los blogs... Un espacio cálido. Gracias... :)

Clothobobardi: por los puntos suspensivos, por los dibujos, por la sinceridad, por la ternura... Por los autoretratos... Por tomarte tu tiempo, por escribir aún con dificultad, por ser un ser fácil de extrañar.

Azucala-Melba: por los poemas del viento, por las hojas que vuelan, por los castillos, por la alegría de tus posts... Por entrar a mi pequeño mundo.

Gracias a todos, por compartir mi anonimato, por compartir mi máscara... En el fondo creo que somos niños y niñas que se esconden bajo cobijas a susurrar sus secretos. Este blog simplemente es eso... Yo susurrándoles algunos de mis secretos, y en esta intimidad que decidimos compartir, más de uno se atrevió a decir lo impronunciable. Sé que no mencioné a todos los que me leen, la lista sería larga... Pero de corazón: gracias... Por permitirme abrir el corazón a escondidas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

1


Vincent Van Gogh-Trigal con cuervos-1890-óleo sobre tela




Niño, no llores, en el cielo hay estrellas: pálpito de fuego, iluminan tu sendero.

Niña, no llores, en el suelo hay flores: memorias del sol, universos paralelos.

Niño, no llores, en la tierra hay ríos: venas del sustento.

Niña, no llores, en el cosmos hay amigos: en silencio te susurran...

Niña, no llores, hay nubes y dos truenos: energía en movimiento.

Niño, no llores, hay magia en el desierto: en la penumbra de lo incierto, surge la duda de la mano de la vida.

Niña, no llores, los que te aman no se van, sólo juegan invisibles a esperar hasta un final.

Niño, no llores, las cosas no se van, sólo cambian, sólo cambian, sólo cambian de forma.

Niña, no llores, no es posible olvidar, todo sucede aquí... Todo sucede en ti.

Niñ@, no llores, palpitan sin cesar... Los enamorados viven... Viven sin parar.


1 Nonato,A.(28 de marzo de 2011). LA VIRGEN DEL LUPANAR.HILDA BREER. Recuperado el 21 de septiembre de 2011, de http://sinceridades.ning.com/profiles/blogs/alba-en-campo-de-trigo

lunes, 19 de septiembre de 2011

"Para volar se necesita gracia" se decía a sí misma mientras caía a ese mundo. Su lamento era profundo, la velocidad enorme y el viento frío. Dejaba ese hermoso cielo de estrellas, de truenos y de paisajes uniformes por ese trozo de tierra. Cientos como ella caían, algunas morían antes, mezclándose, como si fueran un solo ser; otras resistían o eran desintegradas por la fuerte caída.

Se sentía perdida, predecía su fin, era inevitable... Dejó la sensatez y en segundos recordó. Por su mente se proyectaban mil imágenes. Su nacimiento en ese gigante blanco, poco a poco crecía en esa enorme matriz, conoció amigas, amó... Inclusive quiso prometer... Sin embargo, se acercaba la hora. Por último vio ese hermoso sol, rodeado de la gloria, casi coronado por un arcoiris y pensó: "nunca signifiqué nada para nadie". Cerca al suelo, un rayo de luz la hizo brillar, siete colores salieron de su cuerpo... Era algo tan impresionante que nada importó. Se entregó a la muerte recordando que ella era el arcoiris.

Estas son las memorias de una gota.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

L'enfant des nuits

El mundo de las toallas y los toallones tenía cierto encanto al principio; cuando entró a ese almacén a trabajar, sus rodillas temblaban y una mezcla de sensaciones movían sus músculos involuntariamente. Un hombre con el ceño fruncido le dio la bienvenida. Después de explicarle cómo debía atender a las personas, le dijo de manera seca y directa: "al quinto piso". Inicialmente lo vio como un lugar oscuro donde no habría oxígeno para ningún sueño, sus metas de ser astronauta se veían reducidas a esa montaña de telas. Pasaron los días y las frías mañanas le dieron motivos por los cuales sonreír.


Antes de abrir el negocio, todos los empleados se reunían para firmar planilla, vestirse, organizar las prendas y limpiar el lugar. Mientras David organizaba las toallas, sintió un roce con sus manos: era un ratón saltando entre colores. Una de sus compañeras volteó su rostro, pálida gritó cuando vio al roedor. Todo el almacén parecía temerle a los pequeños, las prendas volaban, los gritos simulaban un género de música alternativa y él, de nuevo, se redujo a un rincón. Los empleados abrieron las puertas, el diminuto y sagaz compañero color gris se desplazó hacia el prado más cercano. El edificio estaba vacío, excepto por David que miraba desde la penumbra. Sin proponérselo, vio un espectáculo de color: pantalonetas en el piso, sacos en la caja registradora y abrigos sobre los estantes; todo era tan hermoso, se asemejaba al amanecer... David entonces sonrió.


Usualmente recibía paquetes de ropa para clasificar por medio de un sistema de cuerdas y baldes, el cual había subsistido a las diversas explosiones tecnológicas. Entraron tres adolescentes de su misma edad, no vestían como las personas que normalmente compraban allí. Se probaban algunos vestidos y dejaban fluir su risa sin miedo. Él entendió que sucedía: se estaban burlando del lugar, de la ropa, de ese micromundo que aprendió a querer. A medida que se acercaban a la planta del edificio donde él estaba, se sentía más incómodo y procuraba concentrar la mirada en el infinito. Una vez ahí, quizás porque era el último, las risas cesaron y se dedicaron a hacer sarcasmos sobre el lugar. Uno de ellos: delgado, esbelto y de ojos trasnparentes cruzó su mirada con él. El vendedor sintió como si un rayo eléctrico lo fulminara, su respiración y ritmo cardíaco aumentaron. Evadió ese momento, mirando una tela color violeta que tenía entre las manos esperando a que el torbellino pasara. El grupo que le preocupaba se fue. Ya la tarde caía, mientras empacaba sus cosas en un maletín negro, miró al cielo y suspiró.

domingo, 11 de septiembre de 2011

L'enfant des nuits

Caminaba como si buscase algo. De repente, unos gritos lo sacaron de su realidad paralela, transportándolo por un instante a esas manotadas y tirones de cabello que todos en círculo veían: dos mujeres se golpeaban sin cesar, sin compasión, con ira, con sed de herir. Él asustado, se redujo a un rincón, como si fuera un niño su corazón se alborotó. Una de las dos tomó una botella y la rompió; salieron mil pedazos de vidrio volando por el cielo. David notó una ráfaga con el color del arcoiris, la cual pasaba a toda velocidad. Uno de esos trozos lastimó su mejilla y dejó una finísima herida debajo de su ojo. Una gota de sangre brotaba, casi como una lágrima roja se deslizaba y con la levedad que proponía ese instante, cayó al suelo.

Siempre había sido un espectador, inclusive de su propio dolor pero esta vez quiso correr. Iba tarde para su trabajo. Bajó las escaleras de ese viejo centro comercial y llegó al negocio donde trabajaba: una tienda de ropa donde todo estaba en rebaja. Tenía que ponerse esa bata blanca, parecía de doctora, o de cualquier otra cosa que no fuera vendedor. Sus tardes transcurrían en clasificar mercancía y atender las personas. En un momento de descuido, casi siempre los jueves, miraba hacia lo lejos como si esa ciudad dialogara íntimamente con este vendedor de toallas. Los carros se desplazaban como si nunca se detuviera el tiempo y los amantes vivían de ilusiones eternas, mientras el jóven con bata le susurraba verdades al humo de los buses.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Cuando era niño, pensaba que si cubría mis ojos, yo me volvía invisible.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Ese perro

Ese ser, recostado sobre cemento, tenía un aire de realeza. Parecía un maestro que conocía el mundo y hacía de animal. En su mirada vi algo tan profundo que tuve que desviar la mía; quizás nos conocimos en algún otro lugar, en algún otro momento. A lo mejor... Él los guiaba con su cuerda y no al contrario. No puedo dejar de pensar en él, no puedo, sentí algo demasiado fuerte con su presencia...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Quisiera poder decir algún día que viví al máximo, fui al máximo, amé al máximo, me creé... Al máximo.
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Luciérnaga ya no tiene nada qué decir,
nada hay que callar.
Camina sin hablar,

Luciérnaga ya no llora en las noches,
No extraña tapices mojados, ni ojos que no ven,
pequeño insecto vuela, lento y sin parar.

Luciérnaga no teme,
Se levantó sin terror
Las pesadillas se fueron
Levedad e inspiración

Luciérnaga no camina perdida por la 26,
No correr por cuerdas de violín,
Cambió la velocidad por este instante de paz.

Ya luciérnaga no tiene inspiración,
Tampoco es infeliz,
Ella se iluminó...
Parece otro mortal

lunes, 5 de septiembre de 2011

Me gusta

Me gusta cuando hago la meditación del árbol, cierro los ojos y veo un roble en otoño, iluminado por el atardecer. Adoro abrazar todas las mañanas a los seres que más amo. Me encanta, cuando estoy en karate arrodillado, viéndole los pies a la otra persona, como poco a poco comienzo a ver como su aura se comienza a hacer visible. Me place ver los orgones en el cielo, moviéndose sin cesar. Me hace inmensamente feliz, ver al horizonte y descubrir una nueva geometría en el cielo. Me causa un profundo placer ver a los pajaritos de la mañana frotando sus picos. Estoy en la plenitud cuando en un cine una historia me conmueve... Me gustan: los fines de semestre, las navidades, las noches que me escapo a recorrer la ciudad, la mirada de la gente que ama, las sonrisas de corazón, el movimiento de las hojas en agosto, el frío de diciembre, las lluvias del primer trimestre del año, el pasto de la sabana de Bogotá en época de sequía, el olor del jazmín en la noche, las mariposas azules, los gatos caminando lentamente, las manadas de perros, las torcasas comiendo en paz, los cerros cargados de neblina, el agua de Chingaza, los venados del Páramo, la velocidad y amar un poco más, cada día que me levanto.

domingo, 4 de septiembre de 2011

En el fondo

Habrá días donde no sepas nada de mí, es porque estoy en el fondo del océano, al interior de mi caparazón, intentando encontrarle respuestas a mi existencia.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Desde el fondo de mi alma

Te veo y cada día te quiero más, me es inevitable temer acercarme demasiado porque en esos ojitos veo cierta melancolía ¿qué hacer para que la vida no te de miedo? He intentado omitir las emociones fuertes de mi camino, pero tu mirada me reclama desde esa foto con fondo rojo en la mitad de mi cuarto. En la intimidad, no me susurra la conciencia, me susurras tú y es que para ser sincera, tus ojos tienen cierta expresión surda.

En el mundo que conozco, ya no tienes que tener miedo, porque yo te puedo proteger. Aprendí a deslizarme sin rosar, a encantar sin engañar, a camuflar sin metir y a querer sin salir herido. Decidí escribirte algo, porque siento que te he olvidado. El miedo a envejecer se volvió una mofa del transcurrir lineal del espacio. Te miro y recuerdo esa esencia liberada que conocía la libertad.

No tienes que temer al abandono, ahora estoy aquí, ya somos dos y somos uno. Mientras tú hablas de los rincones llenos de luz, yo te puedo contar cosas sobre la química del cielo y del agua. Es más, si me lo permites, puedo curar tus heridas con paciencia, siempre y cuando no me recuerdes que somos el mismo, porque dolería. En fin, si me necesitas abre tu enorme corazón ansioso de cariño, que aunque tenga migajas o banquetes del dulce sentimiento del amor, te daré todo.

Si necesitas que te arrulle, no te preocupes, ya me sé muchas historias. Puedo comenzar desde mi triste adolescencia, hasta el día en que conocí a personas maravillosas. Llegará el día en que te cuente sobre el hombre de pelo castaño rojizo, sobre los ancianitos que me hablaban en los buses, sobre la ciudad vista a exceso de velocidad y si tienes suerte, te invito a esos rincones donde no llega nadie más.

No te debo nada y tú no me debes nada. Seamos libres... Y recuérdame, de ser necesario con llanto que a veces te olvido, para alimentarte con abrazos y muñecas, o muñecos, cocinas o carritos, o con mi amistad... Porque también soy tu amigo.

A mi niño interno...