lunes, 14 de enero de 2013

Cabalgando entre ellos

I
¿En cuántas ocasiones los oídos de un niño escucharon la palabra cielo? Hablaban con propiedad los adultos de algo que ya no solían observar. Pobres los pequeños Giordanos Brunos, que miran las estrellas y descubren secretos maravillosos.
II
De seguro, a esas mentes inocentes les quitaron el derecho a cuestionar lo obvio: la vida. Y si la perciben en algún otro nivel, los ciegos en su inmenso desconocimiento reconocen suyas sólo las tinieblas.
III
¿Qué será ese disco? Dicen con los ojos brillantes ¿Por qué me siento de las estrellas? Susurran en los patios de enormes casa que albergan corazones sin respuestas. Desconocen que les han mentido, desde militares, hasta políticos. La vida no puede ser tan diminuta para reducirse a un planeta, ni tan poco creativa para limitar la inteligencia a una especie.

2 comentarios:

Elena P.G. dijo...

Vivimos en un universo inmenso pleno de seres diferentes: como dices, no podría ser de otra manera.

Vía Morouzos dijo...

Ojalá llegue el día en que puedan oírse todas las voces.