Quisiera ser tan femenino y abundante como tú mujer verde. Eres una soberbia; receptáculo de atardeceres. Qué dicotomía, en tu melancolía, la alegría: juegan los niños en la lluvia, saltan los venados, florecen los picaflores y reposan las criaturas de la sierra.
Caderas telúricas, vibran al ritmo de un planeta incansablemente vivo. Exhalas las pasiones de milenios ocultos en tus venas azules. Arrastras en tus suspiros mariposas, arcoiris, gotículas de cielo y sueños para el amanecer.
Madre de las orquídeas, dueña de los cien mil colores no tejidos por la moda. Las criaturas te circulan en un ritual erótico que celebra la vida ¿a dónde miran tus ojos de ámbar? ¿Acaso el río Orinoco de poesías? ¿Contemplas las pampas del sur? ¿La selva tropical? ¿Qué miras con nostalgia? ¿Te recordará algo la constelación del centauro?
Y tus senos... Ésos que lactan cristales líquidos para que cualquier hijo del tercer planeta lo beba. Amamantas a raudales los amores imposibles, los sueños no dichos, los amantes invisibles, los coristas de cordillera, los intelectuales del planeta azul.
¿Qué pretendes ufanándote de tu grandeza? Sorprender al humano de ojos trasparentes... Puros como el agua.
3 comentarios:
Maravilloso... ¿Sabes que ayer dibujaba una montaña inspirada en una pareja sentada enfrente de mí en el metro?
Besos, Vicky
Un canto de alguien enamorado de la vida.
Buenas tardes... Ella...
adorada y maltratada,
moribunda pirámide de constelaciones,
sumida en la intersección vibrante
del pasado, presente y futuro,
lamentos inconstantes,
ahí yaceremos.
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