lunes, 29 de abril de 2013

Palomita

El sábado hablaba con un compañero de atletismo sobre el zen y la diferencia entre contemplar y buscarle explicaciones a la vida. Camino a casa vi una palomita, no podía volar y tenía el pico torcido. Las torcazas siempre me han generado especial debilidad y esa mirada hermosa, llena de inocencia y transparencia me genera un deseo de intentar protegerlas. Son tan hermosas. Corrí a mi casa, le llevé arroz y maíz. Lo comió.

Unas horas después volví para darle agua y arroz, puesto que un maíz se le había atorado en el pico. En la tarde fui a ver, no había nada y supuse había emprendido vuelo. En la noche, volví a ir guiado por mi intuición. Dos mujeres me indicaron dónde estaba, me ayudaron a llevarla a un lugar "seguro" para que durmiera. Me metí a un chat para pedir ayuda y alguien me aconsejó que la llevar a mi hogar o si no cargaría con ese peso toda una vida. Tenía razón, en ese momento.

Cogí una caja verde del punto de reciclaje y me lancé a su búsqueda. La encontré durmiendo con las alas abiertas y la cara sobre la tierra, una imagen descorazonadora sin duda alguna. La dejé dormir y de hecho lo hizo de sobra. El domingo en la tarde decidimos buscarle una veterinaria. Mi papi me acompañó. La tempestad era increíble. La metimos a la jaulita, ella intentaba volar a como de lugar y con esa ternura característica picaba las rejas.

Decidí sacarle el maíz, me puse los guantes y le abrí el pico un poquito. Se acercaba con dulzura a mí, como si me reconociera, o como si me rogara por salir. Al ponerla en la jaula la vi bastante mal. Para que durmiera mejor le pusimos una camiseta negra. Yo estaba convencido que hoy lunes la llevaría al URRAS, donde la cuidarían y la podría volar felizmente: arreglarían su pico y la alimentarían para que la cola le creciera.

El lunes amaneció muerta. Me pregunto si sacarle el maíz influenció para que muriera. A lo mejor meterla en la jaula, o el estrés de la oscuridad la mataron de miedo. No sé si fue un error mío. Te pido perdón pajarito, quizás hubiese sido mejor que murieras en verdes prados con los suaves rayos del sol. De verdad creía que te salvarías... Imaginaba liberándote para que fueras a los árboles a jugar con tus amigas palomas. Sin embargo, decidiste una libertad que va más allá de mis ojos.

La enterramos mi mamá, mi hermano y yo en un parque cerca de dónde la encontre. Espero palomita, en una próxima vida o experiencia vital, puedas disfrutar de lo maravilloso de la vida hasta el final. Te quiero mucho, te lo dije en repetidas veces. De verdad quiero que estés muy bien en el lugar donde estés y me perdones si de algún modo te hice infeliz.

VUELA, VUELA QUE YA NADA TE DETIENE

Vuela a horizontes insospechados

Vuela al final del ocaso

Vuela a la felicidad

Vuela a tus paraísos encontrados

Vuela a la esencia de la vida

Vuela a la fuente de la que alguna vez partimos y a la que alguna vez vamos

Gracias, por haberme dado el placer de conocerte

2 comentarios:

Elena P.G. dijo...

Yo creo que se fue agradecida y contenta porque sintió el amor también al final de su vida en esta tierra.

Vía Morouzos dijo...

Hiciste todo, absolutamente todo... Es curioso el inicio del texto, "buscarle explicaciones a la vida" y el desenlace de la historia... Me hace reflexionar... Un abrazo, Vicky