El huracán innoble lo perturba,
la bicicleta vibra al son del viento masculino.
La calle tan variable y la pared zurda,
motivan esquivar sociedades de instinto felino.
Hombre de imaginación corta,
cuyos sueños no pasan de los cerros.
Caminante con cuentas en ceros,
bolsillos nostálgicos, presión en la aorta.
Un elaborado camino hacia el infierno,
le depara al trabajador matutino,
hijo de Adam y Quesada sempiternos.
La confusión y la mirada al cielo,
instinto de buscar a dioses primitivos.
Ciudad que se quedó sin águilas,
no hay cóndores que desgarren el miedo.
sábado, 31 de octubre de 2015
domingo, 25 de octubre de 2015
Ausencia
Los recuerdos que atesoro de las habitaciones iluminadas,
tu dulce acento nororiental,
y esa indiferencia que se volvería distancia.
Mis nervios y prejuicios,
tu iniciativa y caballerosidad.
Mientras algo se construía en mi interior,
tus castillos y murallas ya no resistían.
Te fuiste, como el caballero que persigue la noche...
Me quedé, como las rocas que esperan ser torre.
Nos fuimos, con el orgullo y la sed.
Conato de incendio,
aspirantes al amor.
sábado, 17 de octubre de 2015
Una Casa en Bogotá - Santiago Gamboa (29/50)
Santiago Gamboa nació en 1965, en Bogotá. Egresado de literatura de la Pontificia Universidad Javeriana (un centro universitario de jesuitas), emigró a Europa en dónde se graduó de Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid. En la Universidad de Sorbona, en París, estudió literatura cubana. Dentro de sus obras destacan "El Síndrome de Ulises", "Perder es Cuestión de Método" y "Necrópolis".
"Una Casa en Bogotá" se desarrolla en Bogotá, en una de las zonas que por estos días se ha conectado a mi corazón: Chapinero Alto. El protagonista es un filósofo que describe se ha ganado un premio por una disertación académica. Con el dinero recibido, compra la casa de sus sueños: antigua y con un estilo sobrio.
El libro se estructura en las fases del trasteo y las zonas de la casa. Estas etapas son una excusa para contar la historia de una tía con una personalidad fuerte que sirvió al servicio diplomático; Tránsito, hermana de un guerrillero que ha acompañado toda su vida a la familia; y Abundio, el conductor, compañero de aventuras del protagonista al submundo de la ciudad.
Marcado por un incendio en la casa de su infancia y la muerte de sus padres, el protagonista procura no establecer relaciones profundas con mujeres (es heterosexual) y busca descubrir los rincones de la ciudad de la mano del conductor: asiste a una fiesta neonazi con espectáculos transexuales y homoeróticos, presencia un show en el que despiden a una muerta con un rito necrófilo, se adentra al sur y el miserable mundo del cual lo separan los muros de su castillo.
Con un tono sencillo, abarca la complejidad de lugares de Bogotá (y el mundo), diserta sobre la cotidianidad y cuenta una historia personal. Disfruté leyéndolo.
martes, 13 de octubre de 2015
Sentimientos con Retraso
Te extraño, a medida que me olvidas.
Y comienzo a quererte, en un tiempo que ya es tarde.
Son los sentimientos con retraso que me habitan.
Un siglo para saberme amado, un segundo para el adiós.
Y comienzo a quererte, en un tiempo que ya es tarde.
Son los sentimientos con retraso que me habitan.
Un siglo para saberme amado, un segundo para el adiós.
sábado, 3 de octubre de 2015
El País de la Canela - William Ospina (28/50)
"El País de la Canela" escrito en primera persona singular, relata las experiencias de alguien nacido en la isla La Española. Hijo de uno de los ibéricos que saqueó Quzco, creció leyendo las cartas de su padre acerca de la ciudad con forma de felino, el oro de las rocas, los emperadores solemnes y la aventura del nuevo mundo.
Una vez muerto su padre, Amaney, una indígena que lo ha cuidado toda su vida, le confiesa que ella es su verdadera madre. Indignado y fascinado por la posibilidad de descubrir nuevos reinos que saquear, toma rumbo en una de las expediciones de Gonzalo Pizarro hacia el país de la canela.
Los españoles de la época, harto desconocedores de los bosques equinoccionales, soñaron bosques inmensos de canela, superior a la de las indias orientales. No obstante, en esa travesía se encuentran con el reino de la serpiente.
4000 indígenas de las montañas acompañaron la expedición. No obstante, nadie estaba preparado para la selva que devora cuerpos y almas. Gonzalo, quien nota su compañía poco viable, manda a matar al grupo de nativos que lo acompañaban y se los da de comer a los perros.
El narrador evoca el encuentro con Aparia, un señor que brinda ayudas y cuidados a los exploradores durante su viaje. Habla de tribus de mujeres guerreras que no acepta hombres entre los suyos, que secuestran sementales y asesinan neonatos del sexo opuesto. Describe la vegetación frondosa, los animales coloridos y las flechas inclementes que persiguen a los desconocidos.
Tras perder ojos, vidas y sueños, los españoles llegan finalmente al mar. Hecho que les despierta gran alegría. Al ver una huella de herradura en el suelo, comprenden que su expedición ha terminado.
El protagonista vuelve a la Española y de ahí se marcha a su soñada España, para luego radicarse en Roma. Descubre de la mano de uno de los altos cargos de la iglesia, que ese mundo civilizado del cual le hablaron desde niño, no es más que un antiguo reino donde el pez más grande se come al más pequeño, donde los delitos de sangre están a la orden del día y los hombres viven en una zozobra por el poder.
Finalmente, el relato se revela. El protagonista ha escrito un texto para Pedro de Ursúa y le manifiesta su deseo de acompañarlo en la próxima expedición; sin embargo, advierte que esos lugares llenos de oro y tan soñados por hombres que sólo valoran el metal dorado, quizás no existen.
Un relato neutro que permite ver el complejo primitivismo de los españoles, el hondo vacío de las conquistas y la ansiedad por perder la posibilidad de haber conocido a mayor profundidad los reinos de las Américas prehispánicas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)