lunes, 28 de marzo de 2016

Cosmópolis - Don Delillo (39/50)


El ganador de múltiples premios Seix Barral, Don DeLillo, aborda un día de Eric. Él es el director de una compañía y quiere cortarse el cabello, empresa para la cual debe atravesar la ciudad. Dado que está en Nueva York y es rico, lo hace en una limusina. También es comprensible que esté protegido por un guardaespaldas, su nombre es Torval.

La historia consiste en la caída vertiginosa del poderoso hombre. Confió en el yen, solicitó préstamos inmensos, sin contar que éste iba a caer de manera vertiginosa y arruinarlo en cuestión de horas.

El perfil de hombre calculador se vislumbra en la disposición del protagonista frente a otras mujeres. Tiene algunas amantes que lo hacen sentir vivo, una de ellas es escolta. Su ansiedad de vivir lo humano lo lleva a dispararse un paralizador eléctrico. También es revelador, que Eric busque a diario a su médico para que lo revise. Éste día, el suplente, le indica que tiene la próstata asimétrica.

La ciudad es el plano para contextualizar la época. En el viaje a la peluquería, la ciudad está atascada debido a la visita del presidente de Estados Unidos. La limusina se ven inmersa en las protestas de los anarquistas que denuncian el fantasma del capitalismo.

Un personaje agudiza el conflicto y le permite al protagonista revelarse. Se trata de un habitante de la calle (homeless) obsesionado con matar a Eric. Fue empleado del millonario en un cargo menor y luego terminó en la miseria, con la necesidad de analizar cada uno de los movimientos del que fuera el director de la compañía para la que trabajo.

La esposa de Eric es una escritora, heredera de una fortuna. Siente constantemente el aroma a sexo de su esposo. Él es pragmático, ella idealista. Una vez se entera de la quiebra del que fuera un hombre poderoso, sabe que todo ha acabado. 

Desconfiado y analítico, Eric decide matar a Torval con la pistola de República Checa que responde al comando de voz "Nancy Babich".  Posteriormente, se encuentra con el mendigo que lo busca hasta al cansancio. Tras un diálogo, logra comprender que el yen se escapa de su cálculo, es caprichoso. Quizás el universo es así, como su próstata asimétrica.

Se ve muerto a sí mismo en su reloj de última tecnología.

Comentario: Creo que la traducción de Miguel Martínez-Lage pudo ser mucho mejor. No quiero ser injusto pero considero difícil leer un libro en el cual en vez de decir ¿Qué? dicen ¿El qué? y en el que no se refieren a República Checa sino a la "República de Chequia". Ser traductor no es fácil pero entraña un profesionalismo superior a sus retos.

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