Fotografía: Robert Doisneau
Se volvió una adolescente que vestía de negro. Ensimismada detestaba el roce de los mundos: Un saludo, una mirada tierna o una palabra ocasional. Su mirada felina se levantaba en contra de las amabilidades que percibía falsas. Los trabajos en grupo le resultaban un flagelo.
Camino a la universidad, cayó por las escaleras que conducían a la estación de bus. Un hombre de negro la miró con desprecio y luego la ignoró. Humillada, se lanzó con las uñas afiladas al cuello del desconocido. Minutos después los cuerpos desnudos habrían de descubrir el sentido artístico de la fricción. Flagelos múltiples y ojos felinos que se cierran de ¿dolor?
2 comentarios:
Vestía de negro para no rozarse con la Vida que era lo que en realidad deseaba, y al final descubre que incluso en las uñas habita el arte y un ansia de fricción (de vivir).
CrisC vestía con piel de felino para cazar a quien se mostrara dócil. Pero hasta las bestias necesitan el principio de la fricción, para vivir o para gemir.
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