lunes, 28 de abril de 2025

La Muerte de un Papa

"...Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz..."

San Francisco de Asís

El 21 de abril de 2025 murió Jorge Bergoglio, justo después de la pascua o la "semana santa" que representa la muerte y resurrección de Jesús. Coincidencialmente, durante las dos muertes de Papas que han ocurrido durante mi vida he tenido gripe. En ambos casos me dio somnolencia.

Hace décadas que no soy religioso, a pesar de que crecí en un entorno católico. Con apenas 3 años recuerdo que mis papás me llevaban a Lourdes, una iglesia en el corazón del barrio más LGBTIQ+ de toda Bogotá en cuyo interior había una cúpula decorada con estrellas y al fondo la virgen. Y por alguna razón durante toda mi infancia y adolescencia, la deidad femenina más importante del catolicismo estuvo presente. Cada fin de semana, después de la misa, mi mamá se sentaba frente a la cúpila y le susurraba a la virgen. Quizás por eso le tengo afecto porque es mujer, porque está en un rincón y a diferencia del relato del dios estridente y odioso, a menudo se la asocia con la compasión.

En mi cuarto dormíamos tres o cuatro persona. Éramos tres niños entonces cabíamos en un cuarto y la cuarta persona era mi mamá quién sabía que para dormir necesitaba que me calentara el sofá-cama porque en las noches me daba mucho frío. En una de las esquinas estaba colgada una impresión de la "Madonna on the Streets" (Virgen en las Calles), a la cual yo solía mirar con detenimiento cuando las luces se habían apagado. Mucho tiempo después supe que la imagen original no hacía referencia a la virgen sino a una adolescente cargando a su hermanito.

En esa época no entendía los miedos de mi mamá, ni que en parte estaba luchando fuertemente por obtener un pregrado porque temía que mi papá nos abandonara o que un eventual divorcio llevara a que nuestra condición económica se viera afectada. Nunca, ni por un momento me ha dado a entender que pensara en dejarnos. Quizás ella sí entiende lo que significa el verdadero amor. Ahora con el paso del tiempo, puedo entender la veneración a la virgen: Es mujer, es madre y entiende el dolor de los que la siguen.

Crecí en un colegio "marista", es decir devoto a la virgen en el que cada semana le debíamos rezar las oraciones conocidas por todos y ésas que casi nadie conoce (el Angelus por ejemplo). Siempre había una estatua gigante de la virgen y a menudo esa musiquilla fastidiosa de merengue que le ponen los colombianos a todo lo que quisieran que fuera festivo. Ya de adolescentes, mis amigos y yo no perdíamos oportunidad para burlarnos de esos rituales que nos resultaban anacrónicos y a menudo hipócritas.

En ese colegio vi el machismo, muchas formas de violencia, el matoneo, la homofobia y muchas veces el abuso de poder. Quizás por eso es que todos los que pasamos por ese tipo de instituciones terminamos por ver con escepticismo los rituales que nos rodearon de chicos. A mis trece o catorce años me preguntó uno de los "hermanos" si yo quisiera ser sacerdote. Creo que no le respondí de manera categórica. Entonces yo era un adolescente que sufría de depresiones cíclicas y a menudo muy fuertes, motivo por el cual me era difícil expresarme o vivir conectado con los demás y con la realidad.

Pasaron los años y me enfoqué en otras cosas. No me leí "Laudato Si" y poco seguí las alocuciones del Papa Francisco. Sin embargo, estos días y de manera muy extraña sentí nostalgia. Se fue un líder que aunque insuficientemente reformista, muchas veces tuvo una actitud mucho más abierta y serena frente a temas como la diversidad sexual o el celibato. En vez de visitar Notre Damme o España, decidió ir a Lampedusa, dónde los migrantes le roban minutos a la muerte. 

Estos días he leído un poco de su vida y como con todos los que saben apasionadamente qué quieren en este planeta, siento admiración que haya encontrado su vocación de manera tan temprana. Entonces me pregunto qué pasaría si yo renunciara a la vida que llevo que hasta cierto punto ha comenzado a aburrirme. Si tomara la loca iniciativa de ordenarme justo ahora que tengo 33 años. Entonces me doy cuenta que no sería tan distinta, viviría en un cuartito con lo suficiente, tendría que limpiar mi casa, trabajaría (quizás menos duro que ahora), comería lo justo, estaría soltero y quizás se le sumarían tareas ingratas como tener que estar rezando y confesándome porque sí y porque no.

Las ventajas en su lugar son varias: No tendría que buscar yo mismo un lugar dónde vivir, siempre tendría compañía de mi comunidad, podría estudiar el doctorado que quiero hacer sin pensar un millón de veces cómo sostenerme y cómo pensionarme, además viajaría a costillas de la iglesia. Tendría lo mismo que tengo, con menos problemas y tal vez más obligaciones ritualísticas. 

Más allá de los pensamientos fantásticos, sí he sentido la necesidad de retirarme, de estar solo y contraerme, de estar rodeado de personas que también estén en una búsqueda espiritual. A menudo me siento agotado, luchando demasiado contra las olas de la vida y preguntándome qué sentido tiene estar en este mundo. Justo mientras tomaba una ducha, recordé a María Elena, esa teóloga que nos enseñaba que el verbo "salvar" originalmente significaba "dar sentido". En ese sentido, si Cristo existió, no se murió para salvar de sus pecados a nadie, sino para que sus vidas tuvieran significado. Y ahí es dónde una fibra de mi corazón se activa y busca lugares comunes a pesar de mi agnosticismo. He pensado en visitar "L´Hermitage", la casa de la comunidad que fundó mi colegio, tienen retiros para personas como yo, agobiadas del mundo. Quizás pueda confirmar que los odio o darme cuenta que la madurez implica aceptar que inclusive un Papa en la cúspide de una iglesia vanidosa y odiosa, me puede dar lecciones de humildad, de amor al prójimo y de integridad.

Adiós Francisco, descansa en paz.

domingo, 6 de abril de 2025

El Milagro de la Vida

Dicen que la vida es un milagro, el equilibrio metabólico del cuerpo, nuestra resiliencia frente a la muerte y tantas cosas que nos mantienen en este planeta, como los primates que desarrollaron la inteligencia para mirar las estrellas y preguntarse quiénes somos y por qué vivimos esta existencia.

Me estoy haciendo preguntas sobre la vida y siento que la que llevo, no da más, que estoy cerrando una etapa y como siempre me rehuso a aceptarlo. Es más cómodo no cambiar. Intento meditar, encontrarme con amigos, tener un buen ambiente de trabajo pero nada se siente natural.

Extraño a mi familia y dormir en un lugar al cual llamar casa, hablar un idioma que no me cueste esfuerzo y no tener un clima horroroso cada diciembre. Extraño la ternura de la gente, la conexión con la naturaleza y la expresión del afecto.

No creo en toda la basura que se dice de ser colombiano: Que somos echaos pa' lante, que nos reímos todo el tiempo o que bailamos salsa inclusive si tenemos indigestión. Pero no voy a negar que estos días me ha entrado una nostalgia por lo mágico que es haber nacido en ese rincón del mundo. 

Mientras tomaba algo con un grupo de caminantes, le conté a un profe de química que en el campo colombiano al llegar la noche, la oscuridad se llena de puntos brillantes que titilan, las luciérnagas. También le conté de esos gusanos brillantes que parecen un vagon de metro que al tocarlos se iluminan.

Entendí que esas cosas son únicas. Extraño la ternura de mis papás, los abrazos, la manera en que decimos las cosas suavemente para no herir los sentimientos de nadie. Supongo que es normal después de cinco años y de luchar mano a mano con el mundo teutónico, descubrir que uno nunca dejará de ser extranjero/Auslander. 

También siento mi cuerpo y mi mente cansados de tantos retos que además nunca terminan. De tanta burocracia, de tantos funcionarios estúpidos, de tantos auditados irascibles que no aceptan sus errores pero sobretodo, estoy cansado de descuidarme a mí mismo.

Llevo meses sintiendo un agotamiento muy fuerte y soy consciente que llevo este tiempo haciendo proyectos que requieren energía y compromiso. Sin embargo, toda mi vida he estado luchando por temas que requieren responsabilidad, fuerza mental y mucha seriedad y siendo franco, todo eso me sabe a cacho. Quisiera tener una vida tranquila, siempre lo soñé y después de hacer lo que amo, sentarme a ver como las olas golpean la arena.

No está dentro de mis planes volver pero sí quisiera una vida distinta: Menos solitaria, menos vulnerable, con más placer por existir.

domingo, 16 de marzo de 2025

The Black Book – Orhan Pamuk (33/50)

I bought this book close to the Bosporus, while I drank Mokka. Turkey was something new, a center of the world that is usually ignored in the lessons of History taught in the western hemisphere. In that sense, it was a discovery for me, and I wanted to read the author that I left on my table before coming to Germany. One of the last books I tried to read in Colombia was “Istanbul” but time was not enough and I was decided to leave.

“The Black Book” is a long novel written by Orhan Pamuk, a Turkish author and winner of the Nobel Prize. The book was published in 1990 and translated by Maureen Freely. According to the “Afterwords” this book is set in the 80s some months before a coup took place to reestablish order. While during the 60s the country turned to protectionism, save the country from the fleeing industries, a military coup was executed to prevent the loss of religious freedom. In the seventies students turned to the left pursuing to reestablish democracy and as usual, repression arrived after it.

Galip, the main character realizes that his wife has left him. To find her he tries to reach Celal, a journalist whose close bond to his wife might explain why and where she disappeared. While searching Celal he goes through Istanbul and its stories. The book alternates the experiences of Galip and the mysterious columns of Celal.

The journalist has been writing for many years about the life in Istanbul, its past and most of his followers believe that he leaves clues to something bigger. Galip shares this obsession for Celal, a desire to understand his mind and experiences. While he is looking for his wife he must go through the Byzantine, Ottoman and recent past of the city. He gets to learn about religious factions, the relationship between Turkish and Jewish, rebels who try to recover the byzantine Empire, stories of Sultans who were obsessed with dwarfs and let them live in one island and as well about another sultan that walked disguised in pursue of his identity. 

Celal is complex because he writes and disappears, his family does not know about him, and he participated in one of the failed coups against the government. Galip gets to open his apartment and impersonates him when talking by phone to his fan base.  Questions about his own identity emerge and those questions mix with the questions of an old sultan who wore disguises. He feels embarrassed sometimes because some fans know more about Celal than himself, but he keeps answering and trying to find him.

After his adventures in the city, he receives a threatening call from an ex-colleague of Celal. He wants to kill the journalist because he believed in the revolution, while he always examined it with cynicism. Furthermore, Celal cheated with his wife, who was his playground mate. Galip makes an appointment and tries to improve the situation by calming the man calling. However, when Galip leaves the apartment to impersonate Celal, he realizes that the journalist was murdered. All that time that Galip invested looking for his wife was used by them hiding in the same building (City of Hearts). Celal and Rüya were staying in the attic and once they went to watch movies, they were killed.

I like that the book is a very well-informed source of life and past of Istanbul. The characters that Galip meets are representative of different realities or periods of history. Authoritarism is also present, for example navigating is very restricted after some hours. I could see a similar atmosphere when I noticed metal detectors in every train station. I guess some things need time to change. 

I disliked that the main story is not that strong. A husband loses his wife and he wants to find a journalist. I would have liked more complexity in the storyline, finally it is what makes a book stronger when some elements of history are not relevant anymore. I am not suggesting that the criticism of the book is not current but will it be after 200 or 300 years?


jueves, 6 de marzo de 2025

En Algún Lugar

Quizás hay un lugar del mundo en el que alguien ha vivido siempre una vida en paz, en un pueblo en el que nadie pasa necesidades y los pajaritos cantan cuando el sol se asoma. Es una persona con una casita, con un gran amor y con una felicidad que ilumina su vida suavemente, como en una tarde tibia. No sabe cómo, ni por qué ha merecido tanto pero lo acepta con alegría. 

Sin embargo, a menudo se pregunta si habrá alguien al otro lado del mundo que habrá crecido en un país que ha luchado incansablemente por la paz; si quizás habrá crecido bajo la alteridad, siendo parte alguna minoría; si quizás no encuentra el amor; si quizás ha tenido que tolerar sociedades frías y amargadas; si tal vez tuvo que abandonar su territorio para poder imaginar un futuro más bonito. 

Cierra los ojos, deja de pensar tonterías y regresa a casa, preguntándose, si ese alguien, sería tal vez parte de él.

jueves, 13 de febrero de 2025

El Auditor

Este trabajo me dio lo que la pandemia me negó. Me permitió conocer Alemania de cabo a rabo, desde el agitado Danubio, el frío Bodensee, pasando por la estudiantil Gotinga, la silenciosa Spremberg, la antigua Dresde, hasta la industrial Herten. Ahí he estado con un bolígrafo en mano diciéndole a los alemanes qué se espera de ellos.

Y he atravesado los bosques del racismo y las típicas polémicas que una auditoría implica. Tras casi 7 años siendo auditor, defendiendo la acreditación de conglomerados industriales o en su defecto, reconociéndola, me pregunto si todo esto ha tenido sentido.

Aceleraba rumbo a Frankfurt y me preguntaba qué de toda esta aventura me ha quedado a mí. No siento que las cosas sean más fáciles, sigo leyendo métodos difusos para entender lo que debo solicitar, a menudo me siento cansado y sin ánimo de ser mal agradecido, quizás esto ya no es para mí.

Me agota semanalmente crucificar gente que sé que hace lo mejor que puede y que sé que muchas veces no cuenta con el apoyo de la gerencia. Me entristece ver cómo algunos se van y me pregunto a menudo si estoy disfrutando esta corta vida. Eso sumado a que las autoridades migratorias siguen siendo unas inútiles que no nos hacen la vida más fácil a los que llevamos varios años aquí. En general, da la sensación que cargo con el mundo a mis hombros y que el premio por eso es poder vivir acá.

El entorno político en Alemania también es para perder el aliento. La AfD, el partido de ultraderecha, racista y en contra de la inmigración da pasos gigantes al poder. La inflación sumada a los problemas de crecimiento económico y los recientes atentados terroristas, hacen que la gente elija el discurso de odio de un partiducho que sólo propone discriminación.

¿Qué lugar en el mundo es libre y próspero? ¿En qué lugar cabe una persona como yo?

domingo, 2 de febrero de 2025

La Marea de Bodensee

En la marea de Bodensee,

rodeada de casitas anónimas

y personas con nombres

que nadie conoce,

habita la memoria de un viejo amor,

De esos con palabras que no se dijeron.


En la orillas se ven los besos

Que se descalabran contra los filos de las heridas

Y frágiles exponen soledades indeseadas

Separaciones súbitas

La soledad de quererse y no elegirse.


Sobre la iglesia una luz que dibuja la angustia,

Y las caricias que quedaron pendientes.

Ese abrazo de despedida que ellos dos nunca se dieron.


domingo, 26 de enero de 2025

Estambul: Primeras Horas

Me fui a Estambul, como quién reconstruye un espejo roto. Y ya desde el avión una turca y su hija "turca" de segunda generación compartieron pan conmigo y me dieron consejos sobre la ciudad. Llegué en la noche y como no tenía Internet tomar el metro fue una odisea. Ya desde las estaciones vi gatos echados en los filtros de seguridad y pensé en otro gato, que alguna vez conocí.

Me sorprendió ver en cada estación un detector de metales y vigilantes chequeando que todo estuviera en orden. Eso me recordó Colombia, con sus autoritarismos derivados de una fuerte tensión con el terrorismo y la delincuencia. Sin embargo, Estambul ya tenía una diferencia importante con Bogotá: A pesar de ser una ciudad de 16.000.000, sí tiene metro.

Llegar al hotel fue difícil y el barrio no me gustaba en particular, salvo por la mezquita que se erigía en la cima de la calle. Sin embargo, nunca me sentí en peligro o amenazado. Dormí unas horas y en la mañana vi desde mi ventana cómo el cielo estaba lleno de smog. Supuse que la ciudad, como la mayoría de las que están en vía de desarrollo, padecía de problemas de calidad del aire. El cielo opaco estaba acompañado de cánticos provenientes de la mezquita.

Me gusta recorrer las ciudades a pie, en metro o en tren. Y me gusta exprimirles todo lo que puedo. El primer día fui a Hagia Sofia, la basílica del imperio bizantino que los otomanos convirtieron en mezquita. Una vez en la estación, me parecía increíble haber llegado tan lejos en mis viajes. Siendo muy chico se me hacía imposible pensar que recorrería tanto el mundo y que socializaría con tantos seres humanos tan diferentes a mí. El mundo es hermoso porque está lleno de criaturas distintas.

No niego que aún la tristeza habitaba mi mente pero era inevitable también pensar en la belleza. Hagia Sofía está llena de detalles y mosaicos. Y dado que los musulmanes parecen no buscar representaciones humanas, reemplazan eso con una celebración botánica de la vida: Flores y plantas pintadas por doquier. En algunas de las esquinas de la mezquita quedan mosaicos de Cristo y los fundadores del imperio bizantino. A Santa Sofía la tienen cubierta para que los musulmanes que van a rezar, no terminen adorándola.

Camine por unos parques en la zona anterior a la mezquita, no sin antes pensar en las muchas veces que había visto en Colombia las pinturas de los sultanes. Ese enorme paño que los caracterizaba y esos colores intensos y al mismo tiempo con combinaciones suaves. No pensé que al otro lado del mundo habría amigos e historias que se mezclarían conmigo, provenientes de ese lejano reino.

A pesar de que había gatitos y perritos callejeros, no vi que la gente los maltratara o los pateara. Al contrario, vi mucha más humanidad en Turquía que en Colombia. Muchas personas les ponían colchonetas en las estaciones de tren y a menudo vi gente dándoles de comer. Es una sociedad intentando prosperar económicamente pero no por eso se comportan con la violencia pasional de los latinos.

En la tarde fui a comprar recuerdos y decidí seguir caminando en dirección al Bósforo. Encontré un malecón hermoso desde dónde se veía toda la ciudad y frente a una estatua de Atatürk, me propuse caminarlo hasta llegar a un nuevo lugar. Durante un día soleado de invierno con la brisa de uno de los estrechos más navegados de la humanidad, me propuse caminar y pensar. Me hace bien caminar y pensar, siempre ha sido así.

Varias veces me pregunté qué tanto de la ciudad había en ti y cuántas veces pisé tus pasos sin saberlo. Estambul es así, amigable, antigua, caótica, oscura y misteriosa.

lunes, 20 de enero de 2025

Gatos en Estambul-55

Se fue buscándolo sobre los tejados de la torre Galata, por los bazares y las mezquitas. Nadie lo había visto. En el norte, frente al mar de Marmara escuchó su maullido. Se restregaron, se lamieron y celebraron que eran distintos y por eso se podían tocar. Era una caricia acariciando a otra caricia sin parar.

sábado, 11 de enero de 2025

Binodini, Rabindranath Tagore (32/50)

Este libro lo compré en 2024 en la feria del libro de Frankfurt, en un estante dedicado a la literatura India. Para entenderlo hay que remontarse a la cultura India en la cual aún hoy en día se acuerdan matrimonios. Escrito a mediados del siglo XX, cuenta la historia de una viuda que vivía en la pobreza y que dadas las circunstancia de Mahindra, un joven consentido por su madre (también viuda), se va a vivir a la casa de ellos.

Según pude inferir en el libro, se asume que la esposa haga las tareas domésticas y se encargue de los asuntos del hogar. Así, Mahindra se casa con Asha, quién es incompetente para colaborarle a su suegra. Sin embargo, él insiste en "instruirla" y mantenerla alejada de dichas tareas. En paralelo, Bihari, el mejor amigo de Mahindra y quién también estudia medicina, por vaivenes del destino, no pudo casarse con Asha pero se mantiene fiel al cariño que siente por su amigo y su familia.

Binodini en su lugar es altamente competente y expresa su amor a los miembros de la casa. Inicialmente envidia a Asha y su fortuna pero con el tiempo, es Bihari quién se roba su corazón. Y es precisamente el amor de Bihari por Asha lo que pone en líos a la familia. Eso, sin ahondar en que en paralelo Mahindra le confiesa su amor a Binodini. 

Bihari la envía a su aldea, donde aparentemente lo que hizo es algo "horrible" y nadie la quiere recibir. Sin embargo, Mahindra, en su inmenso capricho va a buscarla y ella lo rechaza. Ella ha descubierto que ama a Bihari.

En casa la madre de Mahindra enferma y Asha cuida de ella. El joven caprichoso regresa y le cuentan del estado de su madre. Cuando Bihari regresa (con Binodini) todos le prestan atención a él (incluida la madre de Mahindra). Y así termina la historia.

La historia se cuenta en tercera persona y creo que su grandeza radica en describir la complejidad del amor y los sentimientos humanos frente a las normas sociales. Y creo que la forma salvaje del amor es precisamente la fuerza de varias tragedias griegas y libros de realismo mágico. Supongo que lo humano no puede ser sometido o determinado, y el amor es lo más humano.

Personalmente me disgustó la sensación de que la vida de las mujeres, a cada paso y centímetro, depende de un montón de vecinos chismosos y un par de hombres confundidos. Lo triste es que aún hoy, muchos de los temas del libro son vigentes. Hablar de la libertad de la mujer, es hablar de la libertad de todos los seres humanos.


miércoles, 1 de enero de 2025

2024

2024 es el resultado de los años anteriores, de los retos, de la excesiva prudencia y fuerza mental que me exigió la vida. Llegué a Alemania con 4 maletas inmensas, persiguiendo un sueño en una de las ciudades más snobs, hermosas y cerradas de la República Federal. Me encontré con muchas formas de racismo y en general, con la actitud odiosa de los bávaros que en invierno hacen de su ciudad un desierto de soledad. Luego llegó la pandemia que sumada a la burocracia, varias veces me dejaron en un limbo y en la confusión absoluta. No sé cómo, ni por qué pero en 2021 pude terminar mi maestría con un buen resultado y además con la buena noticia de que tendría un buen empleo en una pequeña ciudad de Hesse. 

Por esos días, acababa de conocer a alguien que me recordaba cosas de mí mismo: Mis heridas, mi temor al amor. Sin embargo, ese movimiento del destino nos separó. Más adelante él se iría para Berlín y yo seguiría mi vida en el corazón de Alemania. Seguimos hablando, seguimos siendo amigos pero para mí era difícil leer y entender lo que él a veces quería decirme. Ciertamente él estaba más solo. El mundo gay es una jungla en la que uno debe tener la piel de acero y nunca perder el buen corazón.

Con mi trabajo actual comencé bien y mal. Bien porque tengo un jefe adorable que no estalla con mis errores. Mal porque el chico que me entrenaba estaba lleno de resentimiento e inseguridades, además hizo mi proceso de entrenamiento lo más difícil que pudo. 

Afortunadamente todo eso sucedió en 2021 y 2022. Tuve que llenarme de valor, confiar en mí mismo, leer mucho, aprender un idioma que no me gustaba y moverme con mucho tacto. En 2024 hice lo que sabía hacer, auditar; sin embargo, sentí que la empresa tomaba mucho de mí y no me daba tanto a cambio. Tengo poco tiempo para mí mismo y debo viajar a lo largo y ancho de Alemania. A estas alturas comienzo a sentir que eso está afectando mi vida personal y mi capacidad de tener una rutina.

Sumado a eso, abrí algunos traumas de infancia, el recuerdo de la pérdida de mi mejor amiga me golpeó durante varios meses y a final de mes, casi pierdo a ese amigo a quién siempre debo leerle la mente y el corazón para entender qué es lo que le pasa.

Como desde que llegué a Alemania los burócratas tienen mi destino en sus manos y ellos son quiénes deciden si me aprueban o no nuevos permisos, la diferencia es que ahora las aplicaciones son para mejorar mi destino y no simplemente para salvar un sueño. En mi trabajo, con lo de la crisis no hay aumentos significativos y yo simplemente quiero algo de paz. Quiero caminar callejuelas en verano, cerrar los ojos y sentirme seguro y amado ¿no es eso lo que todos necesitamos?

Afortunadamente la gente que amo sigue viva, sin problemas serios de salud y eso sí que es un regalo. Quizás el más valioso. Tengo un trabajo que puedo desempeñar con relativa facilidad. Las personas que audito han comenzado a quererme. Siento que Wiesbaden se queda pequeña para mí, así que he decidido ir a más fiestas electrónicas con mis amigos de Frankfurt y de vez en cuando camino alrededor del río Main con un grupo de gente adorable. He comenzado a buscar un apartamento chiquito para vivir solo y quisiera todos los días de este año dormir tranquilo y sentir que la vida es como una tarde tibia iluminada por un sol tierno y refulgente.

Por estos días me ha seguido picando el bichito de hacer un doctorado. Quiero hacerlo en algo que involucre tener contacto con personas, tomadores de decisiones y ciencia. No quiero encerrarme en un cuarto a debatir con la pared sobre la histeresis de los acuíferos cársticos. Si investigo, quisiera que fuera en algo que me haga sentir conectado con la vida. Que me haga sentir, que la vida tiene sentido. 

Soy afortunado aunque a veces no sepa valorarlo.