Sus ojos clavados en un manantial de gracia extrañaban la pureza de su hermosa protegida. Estatua, parecía petrificado por las lápidas y ese ambiente lleno de smog, de águilas sin garras. Caída la tarde se acercó al mausoleo de la que fue su amada. El ángel caído, por un momento quiso volver al cielo.
"Arcoiris, lleno eres de gracia, las estrellas contigo, bendito eres entre todos los colores y bendito es el fruto de tu cénit: la luz. Santa bahía, madre del sol, venga a nosotros tu verso, hágase tu voluntad así en la boca como en el pecho. No nos dejes olvidar la constelación y llénanos de paz, amén."
La Bogotá goteante, benévola con los que contemplan abrió las puertas del séptimo cielo y le concedió la gracia de volver a ser inocente.
3 comentarios:
¡Simplemente precioso!!!!
gran oración...
gran texto
un arbazo
Vino a mi mente la historia de una de las tumbas del cementerio de Père-Lachaise. También un ambiente lleno de color. Gracias por tus textos, Vicky, me encantan.
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