Ni las terrazas desde dónde veía aterdeceres,
ni las calles que me congelaron el pecho de madrugada,
ni la habitación color índigo,
ni el colegio de principios del siglo XX,
ni el colegio de principios del siglo XX,
ni la universidad,
ni los cuerpos que me cruzaron,
ni la ropa que me vistió,
ni las montañas que subí,
ni la pista de atletismo,
ni los parques donde troté,
ni las piscinas donde nadé,
en ningún lugar...
En ningún lugar habrá testimonio de mí.
2 comentarios:
Me gusta muchísimo el juego que haces entre el "Mi" del título y el "Ni" de los versos. Serían perfectamente intercambiables. Creo que refuerza mucho el sentimiento que aquí plasmas. Abrazos, Vicky :)
Bonito pero inmensamente triste a la vez
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