sábado, 9 de agosto de 2014

Para Nosotros.

Desde el fulgor de una mañana fría,
hasta el aire que nos vincula
para nosotros ha quedado el fuego que circula.

Nuestra humanidad postrada
sobre huesos de sirena.
Éste es un camino sin posada,
                         me eclipso...

Y las calles sin lavanda
y los amantes que sonríen en el paraíso
¿quién nos desterró, amigo mío?
¿Quién nos postró con puntillas en el piso?

Somos de cuartos en penumbra,
de amores retóricos y adversos.
Nuestros ojos no parecen conversos;
agonía de luciérnagas que alumbran.

Y miramos las estrellas,
y creemos que es posible,
y caemos en centellas,
y nos quiebra lo imposible.



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