Las noches de junio cuando el viento sopla sobre el pecho y se escuchan los carros haciendo carreras ilegales en la carrera treinta, abro la ventana y pienso que me gustaría saltar. Quisiera salir volando como de un tubo de escape, cual murciélago urbano que persigue una brisa pasajera. Me urge seguir los carros matutinos que recorren fieramente el pavimento del quinto grado al norte del Ecuador.
Las noches de junio cuando se escucha el susurro de los amantes incomprendidos, el palpitar de un sol que aún no nace, pienso en la violencia de los secretos citadinos y la serenidad del misterioso palpitar taciturno.
Las noches de junio que se vuelven madrugadas... Medito en lo feliz que sería si pudiera atrapar los anonimatos... Si pudiera descubrir quién pita, qué se esconde detrás del conductor, del transeúnte, del soñador... Las madrugadas de junio me gusta palpitar y creer en una vida sin límites.
3 comentarios:
Noches llenas de sueños...
Sin límites, como las sensaciones que evocan tus palabras. Gracias, Vicky.
Hace tiempo que no podía acercarme por aquí...
Y te leo de nuevo...y me sigues enganchando.
Gracias
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