viernes, 17 de enero de 2014

Déjame

Escucha mis pasos, soy el espíritu que protege a los animales y a los niños; abre los caminos para que deambule en los arroyos y guíe a los sedientos. Quiero la licencia para conceder alivio al que vibra ante mi aleteo. Transmútame en el rocío que llueve en el rostro desesperado, el abrigo que acoge al huérfano y el susurro que acompaña a la soledad. 

Mírame brillar, soy el amanecer que inquieta al depresivo, la brisa fresca que envuelve al febril enfermo, el limbo donde las lágrimas se acaban para el desahuciado. Quiero ser la señal de algo mejor para el perdido, la flecha en el laberinto... El guiño del universo.

Estoy aquí, en los círculos pacíficos del agua. Me disuelvo en el aire después del llanto, mírame invisible, acariciar tus cabellos que ondean al sonido de tiempos prometedores. Déjame ser ese compañero que espante tus dudas y te conceda un mejor mañana.

2 comentarios:

Elena P.G. dijo...

Sí, quiero. Porque si tú eres todo eso, los demás seremos mejores: con tu compañía y protección.

Vía Morouzos dijo...

Te siento así, Vicky. Así eres en cada post, en cada comentario. Eres maravillosa. Un fuerte abrazo.