Azul cielo, que me voy al mar sin piel.
Descanso de siluetas afiladas, se disuelven los fantasmas en senderos violáceos.
Reverdece el prado que se extiende entre recuerdos: hierba que deja morir
lo innecesario.
La felicidad reposa calma sobre párpados amarillos.
Entre el oro y el estaño he escrito mis penas, todas… Amanezco blanco: sin
desencuentros.
2 comentarios:
¡Cómo me gusta! Genial la combinación de ese azul en continua transformación con el texto. Me encanta cómo usas la palabra para darnos color.
¡Pero qué bonito es ésto (todo ésto)!!!!!
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