Esta es la segunda crisis económica mundial a la que me enfrento en mi vida profesional. No me puedo quejar, me ha ido mejor que a otros, no estoy en la calle, comiendo de la caridad. Aunque sí debo reconocer que agota un poco. Que lo deja a uno con una desesperanza absoluta en el sistema.
Recuerdo que recién egresado, los precios del petróleo se habían derrumbado. Duré casi 8 meses enviando hojas de vida desesperadamente, hasta que logré encontrar algo. Ese cargo, además de estar "sobrecargado", era muy mal remunerado. Solía pensar en mi futuro y preguntarme si las cosas siempre serían de esa manera. Le cogí un terror inmenso a quedarme sin empleo en cualquier momento de mi vida.
Estuve trabajando fuerte otro par de años. Tolerando un poco más de lo mismo: La sobre explotación típica en los empleos colombianos. Tras intentar becas (que también escaseaban), sentí que ya era algo tarde para comenzar una maestría pero aún así me arriesgué.
Vine a Alemania con mucho miedo. Sin un alemán fluido (culpa mía), con origen de América del Sur, sin parientes, sin nada. E intenté hacer lo mío, seguir persistiendo. Mañana comienzo oficialmente clases. Debo decir que me incomoda algo que sean virtuales. Me parece una pérdida de dinero estar en Múnich sin trabajo, para recibir lecciones en línea.
Estos días, como el resto, he estado medio atrapado. Viendo cómo e pasa la primavera por mis ojos. He procurado, no poner mi mente a dar vueltas sobre los temas de siempre. En el encierro me enloquecería. He buscado dormir mucho y meditar. Quizás ayude. Además, he enviado hojas de vida y he intentado estar tranquilo a pesar de los vaivenes de la parejita de rusos que viven en el apartamento.
Mi mamá me dice que hay que agradecer por todo y tiene toda la razón. Tengo comida y techo, que en un mundo tan poco humano, es más que un privilegio. Sin embargo, siento que pertenezco a una generación a la cual le arrebataron casi todo. Que le exigen independencia pero sólo le ponen cargas. Que la han hecho con sus condiciones precarias, pagar los desaciertos económicos de los poderosos. Tengo un miedo calmo y desanimado de que quizás seamos un grupo generacional que se incline a la anarquía radical. El sistema nos quitó todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario