Me has dicho al oído,
con tu catástrofico sonido,
que las cenizas humanas vibran,
que amamos algo,
que no queremos ser olvidados.
Y esos lejanos existencialistas,
suicidas individuales,
frente al fenecer del mundo,
se vuelven silencio,
un signo oculto.
Cantamos a la vida cuando la perdemos,
porque pensamos que su misterio es más,
que su cotidianidad aburrida.
Vida, dolor...
Vida, amor...
Vida, lavar los platos.
Vida, hacer almuerzo.
Vida, tan poderosa.
Vida... Tan amenazada ahora.
viernes, 3 de abril de 2020
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