El camino es turbio, el agua rodea los pies y humedece el caminar. La oscuridad, no es oscuridad, porque es todo lo que hay. Se escuchan sonidos de criaturas que se mueven, escucho mi respiración a veces agitada, a veces tenue, hablo solo entre paredes duras de algún mineral y me doy cuenta que para la locura sólo se necesitan condiciones apropiadas.
Mis pies presionan sobre el contenido fangoso de esta extraña esclavitud y el infierno, las figuras demoníacas y todo lo que mi mitología decía sobre el miedo sale a relucir, mi imaginación se desborda y los brazos se erizan, sin embargo, todo miedo tiene límite, inclusive el miedo a caminar.
De repente un ser que navega entre los sonidos de las gotas que golpean la superficie, rosa mis rodillas y con tan sólo un roce, siento que mi vida peligra. El miedo existe y esta locura se ha vuelto una forma de espejo, un silencio profundo donde temo a la soledad, donde temo a historias infantiles, donde no sé quien soy.
Mis memorias de la luz persisten, queriendo encontrar en el pasado la realidad. Camino sin retorno y ahora son de oscuridad, camino, camino sin parar, esperando encontrar una nueva luz que recordar.
El aire es frío y húmedo, sin embargo, todo lo que he de respirar, a veces grito, a veces lloro y escucho mi eco retumbar. Esta es la caverna el lugar más profundo, donde quizás navegues antes de ser real.
1 comentario:
El miedo...
Jejeje, casualmente encontré esto
http://tantrayana.blogspot.com/2010/03/metodos-budistas-de-emergencia-para.html
El miedo...
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