sábado, 6 de marzo de 2010

A veces

Una bolsa de plástico majestuosamente se elevaba sobre la ciudad. Los platos de los restaurantes eran blancos. El centro lleno de la polución de siempre, de corazones rotos, de insultos, de mendigos, de cementerios, de tristezas y de secretos. Él como siempre, caminaba sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor, era más de lo mismo.
Nunca nos cuestionamos en la vida hasta que una bolsa pasa por nuestro cielo... sus ojos absortos se llenaron de ese reflejo azul que viola las normás de lo humano. La calle se movía al ritmo del tacto. Cuando de repente debido a su encuentro con el ave de plástico chocó con una mujer que llevaba paquetes enormes, ella efurecida gritaba todo tipo de maldiciones, él, sólo veía sus labios moviéndose al ritmo de las melodías electrónicas que retumbaban en su cabeza.
Recogió los paquetes se los dio a la mujer, poco a poco se desvaneció con el rugir de los buses.
-¿por qué vuelas y te vas?-dijo.
Al otro lado de la ciudad un gatito enfrentado a su plato de leche, tenía sólo segundos para robarlo y salir ileso de aquel club social donde criaturas bipedas se reunen a arrugar su cara, perdón, a reirse y pasarla bien. Saltó y en un momento de mala suerte cayó sobre el plato, lo que le costó los gritos de las cocineras, asustado salió disparado hacia el refugio más cercano.
-¿por qué te acercas?- dijo.
Por otro lado en la zona oscura del techo de una universidad un elfo le susurraba a otro al oido:
porque te amo...
En el mundo se descubren muchas cosas.

1 comentario:

JP dijo...

En medio de la cotidianidad esta la maravilla.

Es la perfección del universo flotando en cada molecula de aire que te rodea.

Solo unos pocos las pueden ver... y si nos concentramos, hasta sentirla es posible.