domingo, 28 de marzo de 2010

El nido de los guardias

Esa noche dábamos los tres vueltas. Nadie nos detendría, nos burlábamos de la vida que creía que negándonos la felicidad nos haría infelices. Ese lugar tan cambiado, pero las mismas historias, las mismas palabras que yo guardaba, ahora escondidas por otros pero JAMÁS vovería a sentirme débil, infeliz, ahora esos pasillos eran las bestias dominadas por mi latigo de seguridad artificial, de indiferencia, nada me afectaba , la noche era mía, era capaz de hacerme dueño de ese tejado ilumano y dibujado por penumbres de noche. La pólvora rugía sin control, mis ojos eran absorbidos por cada recuerdo. Hoy me levante como si nada pasara, el baño me devoró en su agua tibia. Y la noche de ayer tan solo fue una prueba ante el mundo que soy capaz de vencer a la rutina, de enfrentar las batallas más duras de la vida y salir victorioso, cada recuerdo que quedó de mí en el suspiro de esas paredes se resbaló con vergüenza, y supieron que ahora era capaz de defenderme, de cumplir mis sueños, inclusive de inyectar el veneno más horrible a quien se lo mereciera. Todo lo llené de mi dictatorial fantasía y me fui de ese lugar con sonrisa a fracaso. Y te quedó algo claro, me volviste invencible.

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